El cambio climático ha aumentado el riesgo de incendios, pero aún podemos influir en cómo y dónde se producen


Debido a las actividades humanas, los niveles de CO₂ en la atmósfera son ya un 50 % más altos que en la época preindustrial, a pesar de una reducción momentánea en las emisiones de gases de efecto invernadero durante la pandemia.


Stefan H Doerr, Swansea University; Cristina Santín, Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (Universidad de Oviedo -CSIC); John Abatzoglou, University of California, Merced; Matthew William Jones, University of East Anglia, and Pep Canadell, CSIRO


Como resultado, el mundo ya se ha calentado 1,1 °C en promedio, y estudios recientes indican que estamos en camino hacia los 2,7 °C de calentamiento para finales de este siglo.

A medida que el clima se calienta, los episodios de sequía, altas temperaturas y baja humedad se vuelven más frecuentes y extremos. Además de tener importantes impactos en la sociedad, la producción de alimentos y la economía, estos fenómenos meteorológicos también elevan el riesgo de incendios forestales.

El cambio climático está secando la vegetación, haciendo que los paisajes sean más inflamables y aumentando así la probabilidad de que se produzcan incendios más grandes y peligrosos. Los cambios en las condiciones meteorológicas propicias a incendios se pueden medir utilizando índices de pirometeorología (en inglés fire weather indexes), que clasifican el nivel de riesgo de incendios forestales bajo un conjunto dado de condiciones atmosféricas (temperatura, humedad, lluvia y viento).

En un nuevo análisis global hemos descubierto que, en muchas regiones del mundo, las condiciones meteorológicas propicias a incendios están aumentando a un ritmo incluso superior al estimado por los modelos climáticos.

Temporadas de incendios más largas y extremas

En nuestro estudio utilizamos observaciones meteorológicas y modelos climáticos para evaluar las tendencias pasadas, presentes y futuras en las condiciones pirometeorológicas y así poder entender mejor cómo está cambiando el riesgo meteorológico de incendios tanto a nivel global como en países y regiones específicas.

También analizamos resultados de otras investigaciones recientes para evaluar cómo cambios en condiciones meteorológicas y climáticas, pero también en los usos del suelo y la cubierta vegetal, influyen en los incendios que se producen y se producirán en el futuro.

Nuestros resultados indican que la duración de la temporada de incendios –periodo del año en que la mayoría de los incendios ocurren– ya ha aumentado significativamente en muchas regiones del mundo desde la década de 1980. En promedio, la temporada de incendios se ha alargado un 27 % a nivel mundial, con aumentos particularmente pronunciados en la cuenca mediterránea (55 %) la Amazonía (94 %), y los bosques occidentales de América del Norte(70 %).

Además, la cantidad de días con riesgo meteorológico de incendios extremos ha aumentado un 54 % a nivel mundial, y unos escalofriantes 132 % en la cuenca mediterránea y 166 % en la Amazonía. Debido a esto, incendios más grandes, intensos, y difíciles de contener son ahora más probables que en el pasado. Esta es una de las razones por las que algunos de los incendios recientes en el oeste de los EE. UU. y Australia han sido tan extensos y dañinos. Estos incendios extremos, también llamados incendios de sexta generación, megaincendios o tormentas de fuego, ocasionan mayores impactos en los ecosistemas y emiten más CO₂ a la atmósfera.

Seis gráficos comparando la duración de las temporadas de incendios en diferentes regiones del mundo.
Las temporadas de incendios se están ampliando. Los asteriscos señalan el nivel de calentamiento global en el que las condiciones pirometeorológicas no tiene precedentes en comparación con el clima preindustrial. El CMIP se refiere al grupo de modelos climáticos utilizados. Jones et al. (2022), Author provided

Además, en el futuro, la influencia del cambio climático en el riesgo de incendios aumentará sustancialmente con cada grado adicional de calentamiento global.

Si las temperaturas globales alcanzan más de 2 °C por encima del promedio preindustrial, las condiciones meteorológicas proclives a incendios sobrepasarán las conocidas en la historia reciente de la mayoría de las regiones del mundo.

Seis gráficos que comparan el número de días con condiciones meteorológicas extremas para los incendios a lo largo del tiempo en diferentes regiones del mundo.
Cada década hay más días con condiciones meteorológicas extremas para los incendios. Jones et al. (2022), Author provided

Los humanos influimos, y mucho, en la ocurrencia de incendios forestales

El cambio climático y sus efectos en las condiciones pirometeorológicas no son los únicos factores que determinan cómo y cuándo se producen incendios. Las acciones humanas influyen profundamente en que unas condiciones meteorológicas de riesgo den lugar a un incendio forestal, ya sea favoreciendo o contrarrestando el efecto del cambio climático.

Los incendios provocados por las personas son especialmente relevantes fuera de los vastos bosques septentrionales de Eurasia y Norteamérica, donde hay una densidad de población muy baja y la mayoría de los fuegos son provocados por rayos. En la mayoría del resto del mundo, chispas procedentes de tendidos eléctricos o de maquinaria agrícola, o el uso inadecuado del fuego en prácticas agrícolas y ganaderas aumentan el riesgo de incendios forestales.

Pero el ser humano también ha reducido en muchas zonas la probabilidad de que se produzcan incendios, al dificultar la propagación de las llamas en paisajes naturalmente propensos al fuego. Esto incluye, por ejemplo, la conversión de vegetación natural a tierras de cultivo o zonas urbanas y es especialmente visible en sabanas de África, Brasil y norte de Australia, donde la superficie quemada ha disminuido en las últimas décadas.

El planteamiento habitual de supresión total de incendios en paisajes naturalmente propensos al fuego –aplicado en muchas regiones de EE. UU., Australia y la Europa mediterránea– puede eliminar las llamas durante un tiempo, pero también hace que se acumule combustible vegetal en exceso, lo que contribuye a incendios forestales más graves, especialmente durante épocas de sequías.

Cuatro mapas del mundo que muestran el alargamiento de la temporada de incendios según el incremento del calentamiento global.
Cambio en la duración de la temporada de incendios (número de días al año) bajo diferentes escenarios de aumento de temperaturas. Jones et al. (2022), Author provided

Aunque las condiciones climáticas que favorecen los incendios forestales están en una trayectoria ascendente en casi todo el mundo, las acciones humanas mencionadas todavía reducen, o incluso anulan, los factores climáticos en muchas regiones. Esto puede parecer alentador, pero la eficacia de nuestros esfuerzos para contrarrestar el efecto del cambio climático disminuye con cada décima de grado de calentamiento adicional.

Es difícil predecir cómo la combinación de cambio climático y actividades humanas afectará al riesgo futuro de incendios forestales, pero hay algo muy claro: reducir y revertir la acumulación de CO₂ y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera reducirá la aceleración del riesgo de incendio. Las condiciones meteorológicas que favorecen los incendios ya han aumentado más rápido de lo anticipado en muchas regiones y condenar a nuestro planeta a un mayor calentamiento a través de nuestras emisiones sin duda las elevará aún más.

No mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C, el objetivo mínimo del Acuerdo de París, tiene un precio peligroso: el riesgo de incendios forestales sin precedentes. Lo que hagamos a continuación importa, y mucho.

Stefan H Doerr, Professor of Geography and Director of the Centre for Wildfire Research, Swansea University; Cristina Santín, Investigadora Ramón y Cajal, Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (Universidad de Oviedo -CSIC); John Abatzoglou, Associate Professor of Engineering, University of California, Merced; Matthew William Jones, NERC Independent Research Fellow in Physical Geography, University of East Anglia, and Pep Canadell, Chief Research Scientist, Climate Science Centre, CSIRO Oceans and Atmosphere; Executive Director, Global Carbon Project, CSIRO

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.