Biodiversidad en riesgo: el impacto de la actividad humana en las especies amenazadas


La biodiversidad mundial atraviesa una crisis sin precedentes. Según la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), cerca de un millón de especies se encuentran en riesgo de extinción en las próximas décadas. Esta pérdida no solo compromete la estabilidad ecológica de los ecosistemas, sino también los servicios vitales que sustentan la vida humana.


Redacción Noticias de la Tierra


Factores que amenazan la biodiversidad

La actividad humana se ha convertido en la principal fuerza que altera el equilibrio natural. Entre los factores más determinantes se encuentran:

  • Deforestación y fragmentación de hábitats: la expansión agrícola, ganadera y urbana reduce los ecosistemas originales, aislando poblaciones y disminuyendo su variabilidad genética.
  • Sobreexplotación de recursos: la pesca intensiva, la caza furtiva y la extracción indiscriminada de especies maderables llevan a declives poblacionales irreversibles.
  • Cambio climático: altera patrones de distribución, provoca migraciones forzadas y aumenta la vulnerabilidad de especies sensibles a variaciones de temperatura y humedad.
  • Contaminación: metales pesados, plásticos y pesticidas se acumulan en la cadena trófica, afectando la reproducción y supervivencia de numerosas especies.
  • Especies invasoras: introducidas accidental o intencionalmente, desplazan a las especies nativas, alteran cadenas alimenticias y modifican hábitats enteros.

Consecuencias ecológicas y sociales

La desaparición de especies afecta la resiliencia de los ecosistemas, reduciendo su capacidad de recuperación frente a perturbaciones naturales como sequías o incendios. Además, compromete la seguridad alimentaria, ya que polinizadores y controladores biológicos cumplen funciones clave en la producción agrícola.

A nivel social, la pérdida de biodiversidad limita el acceso a recursos genéticos utilizados en medicina, biotecnología e investigación científica, reduciendo las opciones para enfrentar enfermedades y adaptarse al cambio climático.

Estrategias de conservación

La ciencia y la política ambiental trabajan en paralelo para reducir esta crisis. Entre las principales medidas destacan:

  • Creación de áreas protegidas y corredores biológicos que conecten ecosistemas fragmentados.
  • Implementación de planes de restauración ecológica con especies nativas.
  • Acuerdos internacionales como el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y el reciente Marco Mundial de la Biodiversidad de Kunming-Montreal.
  • Innovaciones tecnológicas: sensores remotos, monitoreo con inteligencia artificial y bancos de germoplasma para conservar material genético.
  • Educación y participación comunitaria en la gestión de recursos naturales.

La crisis de biodiversidad es un desafío urgente que exige soluciones globales y locales. Conservar las especies en peligro no es solo una cuestión ética, sino también una necesidad para mantener los procesos ecológicos que sostienen la vida humana.