El deshielo del permafrost: una bomba de carbono que amenaza acelerar el cambio climático


El permafrost, esa capa de suelo permanentemente congelada que cubre cerca del 24 % de la superficie terrestre del hemisferio norte, está experimentando un deshielo acelerado como consecuencia del calentamiento global. Más allá de la pérdida física del hielo, el fenómeno preocupa a la comunidad científica por una razón fundamental: la liberación masiva de carbono almacenado durante miles de años.


Redacción Noticias de la Tierra


¿Qué es el permafrost y qué encierra?

El permafrost se encuentra en regiones como Siberia, Alaska, Canadá y Groenlandia. Contiene grandes cantidades de materia orgánica —restos de plantas y animales— que permanecieron congelados durante milenios. Se estima que esta reserva encierra alrededor de 1.500 gigatoneladas de carbono, casi el doble del presente actualmente en la atmósfera.

El círculo vicioso del carbono

Cuando el permafrost se descongela, los microorganismos degradan esa materia orgánica, liberando dióxido de carbono (CO₂) y metano (CH₄). Ambos gases son potentes causantes del efecto invernadero: el metano, en particular, es 28 veces más potente que el CO₂ en un horizonte de 100 años.
Este proceso crea un círculo vicioso: el deshielo libera gases de efecto invernadero, lo que incrementa la temperatura global y acelera aún más el deshielo.

Impactos locales y globales

  • Infraestructura vulnerable: ciudades en Alaska y Siberia ya experimentan hundimientos de suelo, afectando carreteras y viviendas.
  • Biodiversidad en riesgo: cambios en el hábitat de especies adaptadas al frío extremo, como el reno y el zorro ártico.
  • Riesgo sanitario: el deshielo puede reactivar bacterias y virus antiguos atrapados en el hielo, con potencial impacto en la salud pública.

Estrategias de mitigación

La solución no pasa por “congelar” de nuevo el permafrost —algo imposible a escala global—, sino por limitar las emisiones actuales de gases de efecto invernadero. De acuerdo con estudios recientes, cada décima de grado de aumento global incrementa significativamente la liberación de carbono del permafrost.
Algunas líneas de investigación incluyen:

  • Monitoreo satelital y sensores remotos para cartografiar el deshielo.
  • Modelos climáticos que integren los flujos de carbono del permafrost.
  • Proyectos piloto de restauración de ecosistemas árticos, como la introducción de grandes herbívoros para mantener los suelos fríos mediante la compactación de nieve.

Conclusión

El permafrost es uno de los grandes “gigantes dormidos” del sistema climático. Su deshielo masivo podría neutralizar parte de los esfuerzos globales de mitigación. Comprender sus dinámicas y actuar rápidamente sobre nuestras emisiones es crucial para evitar un punto de no retorno.


Referencias

  • Schuur, E. A. G., et al. (2015). Climate change and the permafrost carbon feedback. Nature, 520(7546), 171–179.
  • Natali, S. M., et al. (2021). Permafrost carbon feedbacks threaten global climate goals. Proceedings of the National Academy of Sciences, 118(21), e2100163118.
  • Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC). (2023). AR6 Synthesis Report: Climate Change 2023.