Un estudio revela el vital intercambio de nutrientes en los bosques tropicales infértiles


Las hojas descompuestas son un gran alimento para los bosques tropicales


STRI/DICYT El zumbido de los sopladores de hojas siempre llega a perturbarnos en los momentos menos oportunos. La tarea de despejar patios, aceras y calzadas de la persistente hojarasca es una práctica común en áreas suburbanas. Aunque para algunos puedan resultar poco atractivas visualmente, las hojas caídas desempeñan un papel esencial en el crecimiento natural de los árboles. En este contexto, un equipo de investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) e instituciones aliadas dedicaron 17 años a mover la hojarasca en un bosque de Panamá para entender mejor su rol. Sus hallazgos se publicaron en la revista Journal of Ecology.

Los bosques tropicales son ecosistemas críticos en la lucha contra el calentamiento global, pero muchos de ellos crecen en suelos infértiles. Los científicos suponían que los árboles debían estar reutilizando los nutrientes de la hojarasca para crecer en suelos de baja calidad, pero no existía evidencia directa para respaldar esta hipótesis. Para investigar esta teoría era necesario experimentar en un área suficientemente grande y durante mucho tiempo para evaluar a largo plazo y a gran escala el papel de las hojas caídas en los bosques tropicales.

El equipo del Gigante Litter Manipulation Project (GLiMP) decidió abordar esta pregunta trabajando durante casi dos décadas en un bosque tropical de Panamá. A lo largo de 17 años, se dedicaron a retirar las hojas caídas de ciertas áreas del bosque, mientras que en otras zonas aumentaron la cantidad de hojarasca. En otras palabras, algunos árboles recibieron menos hojarasca y otros recibieron más hojarasca de lo habitual durante ese periodo de tiempo.

El experimento era algo que el co-autor Edmund Tanner (Universidad de Cambridge y STRI) llevaba mucho tiempo queriendo hacer, desde que realizó ensayos de fertilización forestal en Jamaica en los años ochenta. El reto era encontrar un lugar adecuado y una organización que apoyara un experimento a largo plazo. A diferencia de los estudios de fertilización, que pueden persistir con sólo una visita anual, el esfuerzo sostenido es esencial para los experimentos de manipulación de hojarasca; en cuanto se deja de retirar la hojarasca, el experimento muere lentamente.

“El mayor reto ha sido mantener el experimento en marcha durante suficiente tiempo para medir los cambios en el crecimiento de los árboles”, dijo la autora principal, Emma Sayer, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), la Universidad de Ulm y la Universidad de Lancaster.

En las áreas donde se eliminó la hojarasca, se observó un deterioro en el crecimiento de los árboles a lo largo del tiempo, acompañado de una disminución gradual en la producción de hojarasca. Mientras que en las zonas donde se agregó hojarasca, los árboles presentaron solo un aumento temporal en su crecimiento al inicio del experimento; posteriormente, el exceso de hojarasca solo resultó en más hojas caídas anualmente.

En términos generales, los resultados del experimento revelaron que la caída y descomposición de las hojas en el suelo contribuye a enriquecer el sustrato con nutrientes, impulsando así el crecimiento de árboles en bosques tropicales infértiles.

Es posible que los árboles con menos hojarasca hayan encontrado formas de adaptarse a la reducción de nutrientes con el paso del tiempo. Por ejemplo, cambiaron sus hongos micorrícicos asociados, lo que puede haberles dado acceso a más nutrientes del suelo. Otra forma en que podrían haber respondido fue prolongando la duración de sus hojas existentes o produciendo menos hojas y raíces nuevas.

“El tamaño de las parcelas y la larga duración del experimento lo hacen único, y esto nos ha permitido validar una teoría que llevaba casi 40 años sin comprobarse”, afirmó Sayer. “El apoyo de STRI al experimento ha sido fundamental para lograrlo”.