En medio de la urgencia por descarbonizar la economía global y cumplir con los compromisos del Acuerdo de París, la energía nuclear vuelve a posicionarse como una alternativa para garantizar un suministro eléctrico bajo en emisiones. Sus defensores la consideran una energía limpia y estable, mientras que sus críticos alertan sobre los riesgos ambientales, sociales y económicos que conlleva. La discusión se ha intensificado en los últimos años: ¿puede la nuclear ser realmente parte de la solución verde?
Redacción Noticias de la Tierra
La contribución de la energía nuclear al clima
Actualmente, la energía nuclear aporta cerca del 10 % de la electricidad mundial y alrededor del 25 % de la electricidad libre de carbono, según la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA). Su principal ventaja es la baja huella de carbono: las emisiones medias del ciclo completo de vida rondan los 12 g de CO₂ por kWh, comparable a la eólica y por debajo de la solar fotovoltaica (40 g/kWh).
A diferencia de las renovables intermitentes, la nuclear proporciona energía de carga base 24/7, lo que la convierte en un respaldo clave para la estabilidad de las redes eléctricas. Países como Francia han mantenido durante décadas una matriz eléctrica con más del 70 % de participación nuclear, con emisiones muy por debajo del promedio europeo.
Argumentos a favor de la energía nuclear verde
- Estabilidad del suministro: no depende de condiciones climáticas.
- Reducción de emisiones: contribuye directamente a la meta de neutralidad de carbono.
- Alta densidad energética: una sola pastilla de uranio de 7 g produce tanta energía como 3 barriles de petróleo o una tonelada de carbón.
- Avances tecnológicos: los reactores de cuarta generación y los pequeños reactores modulares (SMR) prometen mayor seguridad, eficiencia y menor generación de residuos.
Riesgos y dilemas ambientales
- Gestión de residuos radiactivos: aunque los volúmenes son bajos, los desechos de alta actividad deben almacenarse de forma segura durante miles de años. Aún no existe una solución definitiva a gran escala.
- Riesgo de accidentes: aunque infrecuentes, los casos de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011) mostraron que los impactos pueden ser catastróficos en términos humanos, ambientales y económicos.
- Costos elevados: la construcción de nuevas plantas nucleares implica inversiones de decenas de miles de millones de dólares, con plazos que pueden superar los 10 años, en contraste con la rápida expansión de renovables.
- Riesgo de proliferación: la tecnología nuclear civil está vinculada a la posibilidad de desvío hacia usos militares.
El debate político y social
La inclusión de la energía nuclear como “verde” en las taxonomías financieras, como ocurrió en la Unión Europea en 2022, ha generado divisiones profundas. Mientras países como Francia y Finlandia apuestan por ella, Alemania decidió cerrar todas sus centrales en 2023 tras una transición acelerada hacia renovables.
En América Latina, Argentina, Brasil y México mantienen programas nucleares en operación, mientras que Chile y Colombia debaten su incorporación futura en el marco de la descarbonización.
Innovaciones que podrían cambiar el panorama
Los pequeños reactores modulares (SMR), de entre 50 y 300 MW de capacidad, ofrecen ventajas como menor costo inicial, escalabilidad y posibilidad de instalarse en regiones remotas. Asimismo, la investigación en reactores de fusión (como el proyecto ITER en Francia) busca recrear el proceso del sol, con la promesa de energía casi ilimitada y sin residuos de larga vida, aunque aún se encuentra en fase experimental.
¿Es la nuclear una opción verde?
La respuesta depende del prisma con el que se mire. Desde una perspectiva estrictamente climática, la nuclear es una herramienta eficaz para reducir emisiones. Sin embargo, los riesgos asociados a residuos, costos y aceptación social impiden considerarla una solución única. Lo más probable es que, en el corto y mediano plazo, forme parte de una matriz energética híbrida, donde conviva con renovables, almacenamiento y tecnologías emergentes.
La energía nuclear plantea un dilema: puede acelerar la transición hacia un futuro bajo en carbono, pero exige una gestión responsable y transparente que minimice sus riesgos.
Referencias
- IAEA (2022). Nuclear Power and the Clean Energy Transition.
- IPCC (2022). AR6 Climate Change Mitigation Report.
- Sovacool, B. K., et al. (2020). Nuclear energy and climate change mitigation: An assessment. Nature Energy, 5, 928–935.
