Los bosques no solo absorben carbono: también podrían emitir metano a través de microorganismos internos, desafiando la visión tradicional de su papel en el equilibrio climático.
Redacción Noticias de la Tierra
Durante décadas, los bosques han sido considerados los grandes aliados en la lucha contra el cambio climático. Su capacidad para absorber dióxido de carbono (CO₂) los convirtió en protagonistas indiscutibles de los esfuerzos globales por mitigar el calentamiento global. Sin embargo, un descubrimiento reciente podría modificar significativamente esta percepción. Investigadores han identificado bacterias productoras de metano —un potente gas de efecto invernadero— viviendo dentro de los árboles, lo que sugiere que los bosques también podrían contribuir a las emisiones globales de este gas.
Un descubrimiento que cambia paradigmas
El hallazgo, publicado recientemente por un equipo internacional de científicos, revela que ciertas especies de árboles albergan en su interior microorganismos llamados arqueas metanogénicas, capaces de generar metano en condiciones naturales. Este proceso ocurre en cavidades internas del tronco, en el sistema radicular y en zonas donde se acumula humedad y materia orgánica en descomposición.
Hasta ahora, se creía que el metano detectado en los bosques provenía principalmente de los suelos anegados o de la descomposición de materia vegetal bajo condiciones anaeróbicas. Pero los resultados del estudio muestran que los árboles pueden ser fuentes activas y directas de metano, incluso en ecosistemas no inundados.
El equipo analizó árboles tropicales y templados en diferentes regiones del planeta, encontrando concentraciones significativas de metano en el interior de los troncos. Este gas escapaba a la atmósfera a través de pequeños poros o fisuras, un proceso prácticamente invisible a simple vista.
Los árboles como ecosistemas vivos y complejos
La clave del fenómeno radica en la microbiología interna de los árboles. En su interior existen nichos donde el oxígeno es escaso, condiciones ideales para la vida de las arqueas metanogénicas. Estas bacterias no dependen del aire, sino que se alimentan de compuestos orgánicos producidos por el metabolismo del árbol o por la descomposición de tejidos internos.
“Los árboles no son estructuras pasivas, son sistemas vivos con ecosistemas microbianos que aún desconocemos en profundidad”, señalaron los autores del estudio. La idea de que los árboles puedan emitir metano obliga a reconsiderar la manera en que se calculan los balances de carbono en los bosques y su papel neto en el cambio climático.
El impacto potencial en el balance climático
El metano es un gas con un potencial de calentamiento global más de 80 veces superior al del CO₂ en los primeros veinte años tras su emisión. Por tanto, aunque las cantidades liberadas por cada árbol puedan parecer pequeñas, el efecto acumulativo podría ser significativo si se considera la inmensidad de las masas forestales del planeta.
Los investigadores advierten que esto no convierte a los bosques en «culpables» del cambio climático, sino que subraya su complejidad ecológica. “Los bosques siguen siendo esenciales para absorber carbono, pero debemos comprender mejor sus procesos internos para obtener una visión más precisa del ciclo global de los gases de efecto invernadero”, explican los científicos.
No todos los bosques ni árboles son iguales
El estudio también muestra que las emisiones varían ampliamente según la especie de árbol, el tipo de suelo, el clima y la geografía. Los árboles tropicales —especialmente en regiones pantanosas— tienden a liberar más metano que los de zonas templadas o secas. Esto sugiere que los ecosistemas húmedos, aunque vitales para la biodiversidad, podrían desempeñar un papel doble: almacenan carbono, pero también emiten parte en forma de metano.
Además, factores como la temperatura, la humedad del suelo y el nivel freático influyen directamente en la actividad microbiana interna. En condiciones más cálidas y húmedas, las arqueas metanogénicas prosperan, lo que podría incrementar las emisiones en un contexto de calentamiento global.
Implicaciones para la ciencia y las políticas ambientales
El descubrimiento de metanogénesis arbórea podría modificar los modelos climáticos actuales, que tradicionalmente asignaban a los bosques un papel casi exclusivamente de sumideros de carbono. Si parte de su biomasa actúa también como fuente de metano, las estimaciones globales de gases de efecto invernadero deberán ajustarse.
Esto tiene implicaciones directas en políticas de conservación y compensación de carbono. Los programas internacionales que promueven la reforestación y los bonos de carbono podrían necesitar recalibrar sus cálculos para reflejar estas emisiones ocultas, aunque mínimas en comparación con las de origen fósil.
Un recordatorio sobre la complejidad del planeta
En el fondo, este hallazgo no resta valor a los bosques como aliados del clima, sino que enriquece nuestra comprensión del delicado equilibrio biogeoquímico de la Tierra. Los árboles, con sus raíces, hojas, hongos asociados y bacterias internas, forman redes vivas donde los flujos de energía y gases son mucho más dinámicos de lo que se creía.
Comprender estos procesos será fundamental para diseñar estrategias de mitigación más realistas, donde la conservación de bosques y humedales continúe siendo prioritaria, pero incorporando una visión más completa de sus interacciones con la atmósfera.
Como concluyen los investigadores, “los árboles no solo respiran; también metabolizan, se comunican y, en algunos casos, emiten gases que influyen en el clima”. Una lección más de la complejidad invisible de los ecosistemas que sostienen la vida.
Referencias
- Infobae. (2025). El hallazgo de bacterias productoras de metano en árboles replantea el papel ecológico de los bosques. https://www.infobae.com/america/ciencia-america/2025/10/28/el-hallazgo-de-bacterias-productoras-de-metano-en-arboles-replantea-el-papel-ecologico-de-los-bosques/










