En los últimos 50 años, los océanos han mostrado un fenómeno alarmante: la reducción progresiva del oxígeno disuelto en sus aguas. Este proceso, conocido como desoxigenación oceánica, afecta tanto a mar abierto como a ecosistemas costeros, pero es en estas últimas áreas donde sus impactos resultan más inmediatos y visibles.
Redacción Noticias de la Tierra
Las zonas muertas costeras, definidas por niveles de oxígeno tan bajos que no pueden sostener la vida marina, se han multiplicado en las últimas décadas. Hoy se contabilizan más de 400 zonas hipóxicas en todo el mundo, desde el Golfo de México hasta el Mar Báltico. Estas áreas experimentan colapsos en pesquerías, pérdida de biodiversidad y alteraciones irreversibles en la cadena trófica marina.
Causas principales 🌍🔬
La desoxigenación tiene un origen multifactorial:
- Cambio climático: aguas más cálidas retienen menos oxígeno, mientras que el aumento de la estratificación impide la mezcla vertical que lo redistribuye.
 - Eutrofización costera: el exceso de nutrientes (nitrógeno y fósforo) procedente de fertilizantes y aguas residuales estimula el crecimiento de fitoplancton; cuando este muere y se degrada, consume oxígeno en exceso.
 - Alteración de corrientes y circulación oceánica: modifica la ventilación natural de aguas profundas y costeras.
 
Impactos en la biodiversidad marina 🐠🐚
La reducción de oxígeno afecta a organismos marinos sensibles como crustáceos, moluscos y peces. Estos pueden morir masivamente o desplazarse a otras áreas, lo que genera pérdidas pesqueras y altera los equilibrios ecológicos. Además, en condiciones hipóxicas, los microbios anaerobios producen gases como el óxido nitroso (N₂O), un potente gas de efecto invernadero.
Los corales, praderas marinas y manglares también resultan afectados, dado que la falta de oxígeno limita la fotosíntesis nocturna y la resiliencia frente a otros estresores como el aumento de la temperatura y la acidificación.
Investigación y monitoreo 🌐🛰️
La ciencia está desarrollando nuevas herramientas para vigilar la expansión de las zonas hipóxicas:
- Satélites y sensores remotos permiten estimar la productividad primaria y detectar floraciones algales relacionadas con la eutrofización.
 - Boyas autónomas y gliders miden perfiles de oxígeno y temperatura en tiempo real.
 - Modelos de predicción regionales integran clima, nutrientes y circulación para proyectar la extensión futura de estas zonas.
 
Un hallazgo reciente es que incluso reducciones moderadas de nutrientes pueden mitigar parcialmente la expansión de zonas muertas, demostrando que la gestión local (agricultura, tratamiento de aguas) es clave frente a un problema global.
Soluciones posibles 🌱⚓
La mitigación requiere un enfoque integral:
- Reducción de fertilizantes y mejora en el manejo agrícola.
 - Tratamiento avanzado de aguas residuales urbanas e industriales.
 - Restauración de ecosistemas costeros (manglares, marismas, praderas marinas) que actúan como filtros naturales.
 - Reducción global de emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento y la estratificación.
 
La expansión de zonas muertas no es un fenómeno aislado: es un indicador de cómo las actividades humanas están alterando el funcionamiento fundamental de los océanos. Ignorarlo significaría poner en riesgo tanto la biodiversidad marina como la seguridad alimentaria de millones de personas que dependen de estos ecosistemas.
Referencias
- Diaz, R.J. & Rosenberg, R. (2008). Spreading dead zones and consequences for marine ecosystems. Science.
 - Breitburg, D. et al. (2018). Declining oxygen in the global ocean and coastal waters. Science.
 - IPCC. (2019). Special Report on the Ocean and Cryosphere in a Changing Climate.
 - Levin, L.A. (2021). Hypoxia, ocean deoxygenation and the ocean services upon which we depend. Philosophical Transactions of the Royal Society B.
 










