Al son de la papachina, mujeres y jóvenes del Pacífico colombiano muestran sus saberes y fortaleza


Cali, Valle del Cauca, 25 de abril de 2025._ Productos ancestrales como la papachina tienen nuevas opciones de mercado en el país, dando a conocer sus propiedades nutricionales, como nuevas tendencias de alimentación saludable fruto de los saberes del territorio del Pacífico Biocultural.


Lucy Sánchez Cuero, de la Asociación de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas del Bajo Calima – AMUCIB, cuenta con orgullo cómo nace esta iniciativa, hace 20 años, con un grupo de mujeres que busca rescatar productos tradicionales, dando un valor agregado para la venta al mercado local en Buenaventura, y dando a conocer el producto legendario del Pacífico colombiano.

Lucy, una mujer joven de piel estirada y lozana, entusiasta cuando habla de su género, es una de las que lidera el proceso y la que pone la cara en ferias, eventos y ante medios de comunicación. Su trayectoria como lideresa le ha permitido entrenarse para compartir con otros el sabor de su tierra y las artes de su quehacer; desde que se siembra la papachina, hasta convertirla en los chips que hoy ofrecen en paquetes, como snacks saludables.

Al morderla, la papachina es crujiente, su sabor recuerda una combinación de la yuca y la batata, y ahí está el sabor del esfuerzo de mujeres que resisten en sus territorios ante algunos actos de confinamiento, y en otras épocas, la cruda violencia por el conflicto armado. Ellas se alzan, pero no en armas, sino con tallos de la papachina, las cañas que producen el viche y el curao, y también con cocadas horneadas, todos productos inspirados al vaivén de los cocos que adornan los atardeceres de estas tierras que poco relucen en las noticias por sus logros y más por los conflictos.

“Estos procesos se hacen para empoderar a nuestras mujeres y a sus familias” dice Lucy en medio de esa sonrisa que nunca ha borrado. “Somos felices dando a conocer la otra cara del Pacífico, pues con esta labor no solo obtenemos un ingreso económico, también generamos sentido de pertenencia por la producción agrícola local que se da en nuestros territorios”.

La papachina es un alimento ancestral de las comunidades negras e indígenas del Pacífico colombiano, expertas en sacarle el máximo provecho. Este tubérculo debe cosecharse cuando sobresale el tallo, y con cuidado al pelar porque ´pica´ por su alto grado de oxalato de calcio. Después del pelado con guantes para que no pique, se cocina o también se frita si lo que se quiere es un snack o como acompañante para el almuerzo; pero además es empleado para preparar coladas o ´avena´ de papachina, cocinada con canela, clavos y leche, tradicionalmente este era su uso.

El alto contenido de vitamina B en el tallo de la papachina, comparable con el que tiene la col y el doble del que tiene la papa; así como complejo B, como el que tiene la leche entera, proteínas, calcio, hierro y fósforo, hacen de este un alimento completo que ha contribuido en la nutrición de las comunidades de la región.

Muchos nutrientes que invitan a preservar este tubérculo que, de acuerdo con investigaciones, se cuenta dada hace más de 7 mil años en la región Indo-Malaya en las montañas de Papúa Nueva Guinea. Parte de esta larga historia siembra sus raíces en el consumo que las comunidades le han dado, y que desde que llegó a Colombia les ha brindado buen provecho, pasando a nuevas transformaciones como las que mujeres de la Vereda de San Antonio, en la cuenta del río Yurumanguí, le han dado al sacar harina de papachina.

Como ´Endulzando Almas´, expresióny nombre deotro grupo de mujeres desde Yurumanguí, en Buenaventura, han querido ir varios pasos adelante con la transformación de la harina de papachina, aprovechando la planta de producción con la que cuenta. Esta harina, hoy en día es insignia en el territorio y ya la están dando a conocer gracias a las preparaciones de galletas, tortas, panes y hasta cremas y sopas. Actualmente están innovando, para que desde saber tradicional se conozca todo el potencial del tubérculo, pero ahora, pensando siempre en la salud, en una nueva alternativa para evitar el gluten.

Así mismo en Tumaco, David Perlaza, un joven emprendedor cultiva la papachina en su territorio en la parte baja del río Mira. David ya es conocedor de todo el proceso, pero se concentra en el secado y la transformación en harina, una labor que requiere de fuerza, disciplina y paciencia, pues muele a lo que la fuerza de sus brazos le da y la seca al sol esperando que el clima ayude. A pesar de la lejanía del sitio donde siembra y transforma, viajando por carretera y luego por un brazo del río Mira, la promueve en ferias y eventos, donde pueda llegar, y ha logrado mejorar el empaque, contar con una marca del que se siente orgulloso.

Conozca más sobre la papachina:

Comunidades del Pacífico abren paso a la papachina como gran exponente de la riqueza del territorio

Abrir mercado para la papachina no ha sido sencillo, manifiestan lideres y lideresas del Pacífico. Siendo un alimento poco conocido en Colombia, se encuentran factores como la baja tecnificación del cultivo y de la transformación, el uso significativo de agua para su procesamiento la alteración de orden público en las zonas donde se produce, sumado a la alta migración de los jóvenes del campo a la ciudad.

Y es que los territorios donde se cultiva y produce este tubérculo tiene varias cosas en común, quizás la coincidencia más frecuente es que se ubican en lugares lejanos, por lo que el costo del transporte aumenta y para los productores resulta ser un alimento indispensable en su cocina, pero con pocas alternativas de venta.

Conscientes de estas situaciones que limitan el conocimiento al interior del país y el posicionamiento como un producto alternativo nutricional que podría ser altamente competitivo en el mercado, el Proyecto Pacífico Biocultural, en acuerdo con la Corporación Biocomercio Sostenible, generaron planes de mejora para estos emprendimientos, brindando a las organizaciones en sus territorios equipos como molinos, hornos y utensilios para la cocina, además de un proceso fortalecimiento organizacional, y la participación en dos intercambios de experiencias, donde a través de laboratorios creativos, innovaron en preparaciones como torta envichada, ravioles, pandebonos con harina de papachina y queso crema y brownies con la papachina cocinada.

David y Lucy esperan que la hoy muy conocida en su territorio papachina comiencen a estar en los menús de restaurantes de otras ciudades de Colombia. Dos visiones que desde su posición de joven y mujer del campo, a kilómetros de distancia geográfica, encuentran la cercanía en el sentir de lo que implica vivir al extremo suroccidental del país, esperan encontrar una apertura comercial para este y otros alimentos que producen en sus territorios.

Con un suspiro acompañan su sueño, también un sueño común, para que esta producción no sea solo una alternativa que les brinde mayores ingresos, sino que además persista en sus comunidades para poder pasar así -como la han hecho hasta ahora- el legado de un territorio que sabe a papachina, marimba y alabaos, símbolos de los que implica la identidad afro y la cultura del Pacífico. Sueños que hoy les permiten decir “#SomosdelaTierra”, #SomosTerritorio sabedor de su espacio y costumbres, una identidad que marca la diferencia y que busca de una vida mejor para todos y todas.