Desde el hielo marino hasta las corrientes oceánicas, la Antártida está experimentando cambios abruptos, y todos los sentiremos.


Durante mucho tiempo, la Antártida se ha considerado un entorno remoto e inmutable. Ya no.


Por Nerilie Abram, Ariaan Purich, Felicity McCormack, Jan Strugnell, Matthew England


El continente cubierto de hielo y el Océano Antártico circundante están experimentando cambios abruptos y alarmantes. El hielo marino se está reduciendo rápidamente, los glaciares flotantes, conocidos como plataformas de hielo, se están derritiendo más rápido, las capas de hielo que cubren el continente se están acercando a puntos de inflexión y las vitales corrientes oceánicas muestran signos de desaceleración.

Publicada hoy en Nature , nuestra nueva investigación muestra que estos cambios abruptos ya están en marcha y es probable que se intensifiquen significativamente en el futuro.

Varios autores de este artículo han presenciado estos sorprendentes cambios durante su trabajo de campo en el hielo. Estos cambios representan malas noticias para la vida silvestre, tanto la icónica como la menos conocida. Pero los cambios tendrán un alcance mucho mayor. Lo que está sucediendo ahora mismo en la Antártida afectará al mundo durante generaciones, desde el aumento del nivel del mar hasta cambios extremos en el sistema climático.

¿Qué es un cambio abrupto?

Los científicos definen un cambio abrupto como un cambio climático o ambiental que ocurre mucho más rápido de lo esperado.

Lo que hace que los cambios abruptos sean tan preocupantes es que pueden amplificarse. Por ejemplo, el derretimiento del hielo marino permite que los océanos se calienten más rápidamente, lo que a su vez derrite más hielo marino. Una vez desencadenados, pueden ser difíciles o incluso imposibles de revertir en escalas de tiempo significativas para los humanos.

Si bien es común asumir que el calentamiento progresivo se traducirá en un cambio gradual , estamos observando algo muy diferente en la Antártida. Durante las últimas décadas, el entorno antártico ha mostrado una respuesta mucho más moderada al calentamiento climático antropogénico en comparación con el Ártico. Pero hace aproximadamente una década, comenzaron a producirse cambios abruptos.

La reducción del hielo marino trae consigo cambios en cascada

Los sistemas naturales de la Antártida están estrechamente interrelacionados. Cuando un sistema se desequilibra, puede desencadenar efectos en cascada en otros.

El hielo marino que rodea la Antártida ha disminuido drásticamente desde 2014. La extensión del hielo marino se está reduciendo ahora al doble del ritmo del hielo marino ártico. Descubrimos que estos cambios en desarrollo no tienen precedentes, muy por encima de la variabilidad natural de siglos pasados.

Las implicaciones son de gran alcance. El hielo marino tiene una superficie reflectante de alto albedo que refleja el calor hacia el espacio. Cuando hay menos hielo marino, los océanos más oscuros absorben más calor. Los pingüinos emperador y otras especies que dependen del hielo marino para su hábitat y reproducción se enfrentan a amenazas reales . La disminución del hielo marino también implica que las plataformas de hielo de la Antártida están más expuestas a las olas.

Las corrientes oceánicas vitales se están desacelerando

El derretimiento del hielo está ralentizando la circulación oceánica profunda alrededor de la Antártida. Este sistema de corrientes profundas, conocido como Circulación Antártica de Retorno, desempeña un papel fundamental en la regulación del clima terrestre al absorber dióxido de carbono y distribuir el calor.

En el hemisferio norte , la Circulación Meridional Atlántica se enfrenta a una desaceleración .

Actualmente observamos un riesgo similar en las corrientes del Océano Antártico . Los cambios en la Circulación de Retorno Antártica podrían desarrollarse a un ritmo dos veces superior al de su contraparte más conocida, la del Atlántico Norte.

Una desaceleración podría reducir la cantidad de oxígeno y dióxido de carbono que absorbe el océano y dejar nutrientes vitales en el fondo marino. Una menor cantidad de oxígeno y nutrientes tendría graves consecuencias para los ecosistemas marinos y la regulación del clima.

Gigantes derretidos

La capa de hielo de la Antártida Occidental, así como algunas regiones de la Antártida Oriental, están perdiendo hielo y contribuyendo al aumento del nivel del mar . La pérdida de hielo se ha sextuplicado desde la década de 1990.

La capa de hielo de la Antártida occidental por sí sola tiene suficiente hielo para elevar los niveles globales del mar en más de cinco metros, y los científicos advierten que podríamos estar acercándonos al punto en que esta capa de hielo podría colapsar incluso sin un calentamiento sustancial adicional, aunque esto podría llevar siglos o milenios.

Estas enormes capas de hielo representan el riesgo de un punto de inflexión global. Contribuyen a la mayor incertidumbre en las proyecciones del futuro aumento del nivel del mar, ya que desconocemos la rapidez con la que podrían colapsar.

A nivel mundial, al menos 750 millones de personas viven en zonas bajas cerca del mar. El aumento del nivel del mar amenaza la infraestructura costera y las comunidades a nivel mundial.

La vida silvestre y los ecosistemas bajo amenaza

Los sistemas biológicos de la Antártida también están experimentando cambios repentinos. Los ecosistemas, tanto submarinos como terrestres, se están transformando debido al aumento de las temperaturas, las condiciones inestables del hielo y la actividad humana, que conlleva contaminación y la llegada de especies invasoras.

Es fundamental proteger estos ecosistemas mediante el Tratado Antártico, lo que incluye la creación de áreas protegidas terrestres y marinas y la restricción de ciertas actividades humanas. Sin embargo, estas medidas de conservación no serán suficientes para garantizar la supervivencia de los pingüinos emperador y las focas leopardo. Esto requerirá una acción global decisiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

¿Cuál futuro?

La Antártida suele considerarse un símbolo de aislamiento y permanencia. Sin embargo, el continente está cambiando a una velocidad alarmante, mucho más rápido de lo que los científicos anticipaban.

Estos cambios abruptos se deben en gran medida al calor adicional atrapado durante décadas de emisiones de gases de efecto invernadero sin control. La única manera de evitar más cambios abruptos es reducir las emisiones con la suficiente rapidez para mantener el calentamiento lo más cerca posible de 1,5 °C .

Incluso si logramos esto, ya se han puesto en marcha muchos cambios. Los gobiernos, las empresas y las comunidades costeras deben prepararse para un futuro de cambios abruptos. Lo que ocurre en la Antártida no se quedará allí.

Hay mucho en juego. Las decisiones que tomemos ahora determinarán si nos enfrentamos a un futuro de impactos cada vez más graves y cambios irreversibles o a uno de resiliencia gestionada ante los cambios ya consolidados.

Este artículo se republica de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original .