El biochar, también conocido como carbón vegetal agrícola, es un material rico en carbono obtenido a partir de la pirólisis de biomasa (madera, residuos agrícolas, estiércol, restos forestales) bajo condiciones limitadas de oxígeno. Aunque su uso se remonta a las antiguas “terras pretas” amazónicas, hoy la ciencia lo redescubre como una herramienta con potencial para mejorar la salud del suelo y contribuir a la mitigación del cambio climático.
Redacción Noticias de la Tierra
¿Qué es y cómo funciona el biochar? 🔬
El biochar es un producto sólido, poroso y estable, con alta superficie específica. Estas características le confieren propiedades únicas:
- Retención de agua y nutrientes: actúa como una esponja que mejora la fertilidad en suelos degradados.
- Secuestro de carbono: el carbono contenido en el biochar es muy resistente a la degradación microbiana, lo que permite que permanezca en el suelo durante cientos o miles de años.
- Mejora de la microbiota del suelo: favorece el desarrollo de hongos y bacterias beneficiosas.
- Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI): limita la liberación de óxido nitroso y metano en sistemas agrícolas.
Evidencia científica reciente 📚
Numerosos ensayos de campo y meta-análisis confirman sus beneficios:
- En suelos tropicales degradados, el biochar incrementa la productividad agrícola hasta en un 30%.
- Su aplicación puede duplicar la capacidad de retención de agua, especialmente en zonas áridas y semiáridas.
- Un estudio global estima que, si se aplicara de forma masiva, el biochar podría secuestrar entre 0,3 y 2 gigatoneladas de CO₂ equivalente al año, contribuyendo a los compromisos climáticos internacionales.
Además, se están explorando combinaciones de biochar con compost, biopreparados y fertilizantes de liberación controlada, lo que amplifica sus beneficios agronómicos.
Limitaciones y desafíos ⚠️
No obstante, el biochar no es una panacea. Su efectividad depende de:
- El tipo de biomasa utilizada.
- La temperatura de pirólisis.
- Las características del suelo receptor.
En suelos con buena fertilidad natural, sus beneficios pueden ser limitados. Además, la producción a gran escala plantea dudas sobre la disponibilidad de biomasa sostenible y la necesidad de asegurar que su uso no compita con alimentos ni bosques.
Usos emergentes e innovación 🌍
Más allá de la agricultura, el biochar se está investigando para:
- Filtración de contaminantes en agua y aire.
- Material de construcción con baja huella de carbono.
- Sumidero de carbono en programas de créditos climáticos.
En paralelo, proyectos piloto en África, Asia y América Latina exploran su uso para restaurar suelos erosionados, aumentar la seguridad alimentaria y generar ingresos adicionales a través de bonos de carbono.
Biochar: puente entre pasado y futuro 🌱🔥
El biochar es un ejemplo de cómo prácticas ancestrales pueden inspirar soluciones modernas a problemas globales. Su potencial para mejorar suelos degradados y contribuir a la mitigación del cambio climático lo convierte en una herramienta prometedora.
El desafío está en integrar esta técnica dentro de políticas agrícolas sostenibles y mercados de carbono, garantizando que se produzca de manera ética y sin generar nuevas presiones ambientales.
Referencias
- Lehmann, J. & Joseph, S. (2015). Biochar for Environmental Management: Science, Technology and Implementation. Routledge.
- Woolf, D. et al. (2010). Sustainable biochar to mitigate global climate change. Nature Communications.
- Jeffery, S. et al. (2017). Biochar boosts tropical but not temperate crop yields. Environmental Research Letters.
- IPCC (2019). Climate Change and Land.
- Schmidt, H.P. et al. (2021). Biochar in agriculture – A systematic review. Agronomy for Sustainable Development.










