Un estudio internacional demuestra que la comunicación localizada del riesgo incrementa la atención y la disposición a actuar
Redacción Noticias de la Tierra
Un cambio sutil, pero profundamente estratégico, podría transformar la manera en que las sociedades responden a las amenazas del cambio climático. Investigadores de la Stockholm School of Economics y de Harvard University demostraron que incluir referencias directas a la localidad donde vive una persona en los mensajes de riesgo incrementa significativamente la atención y la voluntad de prepararse ante posibles desastres. El hallazgo, publicado en la revista Nature Human Behaviour, abre una nueva ventana para mejorar la comunicación pública en un momento en el que los eventos extremos se intensifican en todo el mundo.
El estudio, desarrollado en colaboración con especialistas en psicología ambiental y economía conductual, ofrece evidencia de que la forma en que se presentan los mensajes puede influir tanto como el contenido mismo. En otras palabras, la percepción del riesgo no solo depende de los datos, sino también de la manera en que estos se conectan con la experiencia cotidiana de las personas.
El poder de la proximidad: por qué hablar del “aquí” cambia la respuesta ciudadana
Los investigadores comprobaron que cuando los mensajes mencionan explícitamente la región o el entorno inmediato del receptor, la atención aumenta de forma notable. Esta reacción se explica porque las personas tienden a responder con mayor fuerza ante riesgos que sienten cercanos, incluso si objetivamente el peligro es el mismo que en mensajes generales o globales.
El experimento muestra que activar la idea de proximidad induce un mecanismo psicológico de relevancia personal. Cuando el mensaje incluye referencias que evocan el lugar donde se vive, el riesgo deja de percibirse como un concepto abstracto y se convierte en una amenaza concreta, asociada a la vida diaria. Esta conexión emocional incrementa la probabilidad de que las personas adopten medidas de preparación, un componente clave en la gestión moderna de emergencias.
Lo que revela el estudio: una forma más efectiva de comunicar el riesgo climático
El trabajo de la Stockholm School of Economics y Harvard University evaluó la respuesta de miles de participantes expuestos a diferentes versiones del mismo mensaje. Los resultados fueron claros: introducir una referencia directa al entorno local aumentó la capacidad de generar alerta y motivar la adopción de acciones preventivas.
Este hallazgo tiene implicaciones profundas para gobiernos, científicos, servicios meteorológicos y organizaciones humanitarias. En un mundo donde las olas de calor, las inundaciones, los incendios forestales y las tormentas severas se intensifican, comunicar de forma más eficaz puede salvar vidas. La clave está en transformar mensajes técnicos en advertencias personalmente relevantes, capaces de llegar a públicos diversos y de favorecer decisiones responsables.
Una herramienta para mejorar la preparación ante emergencias
La preparación ante desastres depende de factores como el acceso a información, la capacidad institucional y el grado de confianza en las autoridades. Sin embargo, también depende de la percepción individual del riesgo. El estudio demuestra que la comunicación localizada puede convertirse en una herramienta accesible y de bajo costo para mejorar esta percepción.
Al adaptar mensajes a regiones concretas y mencionar explícitamente localidades o zonas familiares para las comunidades, se fortalece la conexión entre el mensaje y la acción. Las personas se sienten más llamadas a actuar cuando perciben que el riesgo afecta directamente su espacio vital, desde su barrio hasta su ciudad o región.
En contextos donde los recursos son limitados o donde las campañas masivas resultan poco efectivas, la estrategia presentada por los investigadores ofrece una vía práctica para mejorar la preparación comunitaria. No requiere infraestructura adicional, solo un cambio en el modo de comunicar.
Una lección para la comunicación climática global
El cambio climático continúa transformando el planeta, alterando patrones meteorológicos, intensificando fenómenos extremos y aumentando la vulnerabilidad de millones de personas. En este escenario, los científicos coinciden en que el desafío no se limita a comprender mejor los riesgos, sino a lograr que las sociedades actúen frente a ellos.
El nuevo estudio aporta un recurso adicional para enfrentar este reto: reconocer que las personas responden mejor cuando el riesgo se enmarca en un contexto íntimamente ligado a su realidad. Mencionar el entorno local no solo mejora la recepción del mensaje, sino que también reduce la sensación de distancia psicológica que muchos experimentan cuando escuchan advertencias globales.
Para los responsables de políticas públicas, este hallazgo puede ser decisivo en la planificación de campañas de prevención, educación comunitaria y respuesta ante emergencias. Desde alertas meteorológicas hasta programas de resiliencia urbana, la personalización del mensaje puede potenciar la participación ciudadana y aumentar la seguridad colectiva.
Conectar el riesgo global con la experiencia local
Una de las contribuciones más importantes del estudio es resaltar la relación entre el riesgo global y la experiencia cotidiana. A menudo, la población percibe el cambio climático como un fenómeno distante, aunque sus efectos se manifiestan cada vez más cerca. Al mencionar la localidad en las comunicaciones, se establece un puente que hace visible esa conexión.
El objetivo no es generar alarma, sino promover acciones concretas: preparar un plan familiar de emergencia, conocer rutas de evacuación, seguir las recomendaciones de los servicios meteorológicos o reforzar medidas de adaptación en viviendas y comunidades. Este tipo de acciones se vuelve más probable cuando la información se presenta de manera cercana, clara y contextualizada.
Una estrategia sencilla con un potencial transformador
El estudio demuestra que un pequeño ajuste en la comunicación del riesgo puede tener un impacto significativo en las decisiones de las personas. Es una estrategia aplicable en diferentes países y culturas, adaptable a diversos idiomas y útil para afrontar amenazas que van desde tormentas hasta incendios, pasando por sequías, inundaciones o deslizamientos.
Al integrar esta perspectiva en las campañas de comunicación climática, los responsables públicos pueden fortalecer la resiliencia social frente a desafíos que seguirán intensificándose en las próximas décadas. La ciencia recuerda, una vez más, que entender cómo reaccionan las personas es tan importante como comprender los fenómenos climáticos en sí.
Referencias
Phys.org. Climate communication: Mentioning local areas increases attention to disaster preparedness. Stockholm School of Economics, Harvard University, investigación publicada en Nature Human Behaviour.
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