Una nueva investigación internacional dirigida por los profesores Willy Baeyens y Yue Gao de la Vrije Universiteit Brussel (VUB), publicada en One Earth , demuestra que el plancton no sólo es la base de la cadena alimentaria marina sino también un aliado natural crucial en la lucha contra el calentamiento global.
por la Universidad Libre de Bruselas
En su artículo, «Prevalencia de la limitación de múltiples micronutrientes en el crecimiento del fitoplancton en el Océano Austral», los investigadores ofrecen una nueva perspectiva sobre el funcionamiento y la resiliencia del ecosistema del Océano Austral. Investigaron qué nutrientes impulsan el ecosistema, centrándose especialmente en el crecimiento y la composición del plancton.
El fitoplancton, u organismos vegetales, funciona como los pulmones del océano. Mediante la fotosíntesis, convierte la luz solar y el CO₂ en oxígeno y materia orgánica , lo que contribuye a reducir la cantidad de CO₂ en la atmósfera. El Océano Antártico, que rodea la Antártida, contiene cantidades relativamente bajas de fitoplancton.
«A finales del siglo pasado, un investigador estadounidense afirmó que esta escasez se debía a la falta de hierro en el océano», dice el profesor Baeyens. «Su famosa frase fue: ‘Dame un petrolero de hierro y crearé una nueva Edad de Hielo'».
Según Baeyens, tenía parte de razón. En experimentos en los que se introdujo hierro disuelto en el océano, los científicos observaron una proliferación temporal pero significativa de plancton en las zonas afectadas. Pero la historia es más compleja. Si bien el hierro se encuentra en concentraciones muy bajas, Baeyens y Gao descubrieron que otros elementos esenciales, como el cobalto, el zinc y el silicio, también son escasos.
Además, no todas las formas químicas de estos elementos son aptas para la absorción por el plancton. Determinar tanto la presencia como las formas utilizables de estos elementos en niveles tan bajos planteó un desafío científico considerable.
Para respaldar sus hallazgos, los investigadores combinaron mediciones de campo en el Océano Antártico con modelos informáticos, integrando los datos en una simulación avanzada que predijo la evolución de todos los nutrientes clave. Cuando la disponibilidad de ciertos nutrientes disminuyó, esto también alteró la composición de especies del plancton. Algunos tipos son más grandes y pesados, y se hunden más rápidamente en las profundidades oceánicas que las especies más pequeñas y ligeras.
«Aproximadamente el 25% del plancton se hunde desde la capa superficial del océano hacia las profundidades marinas», explican Baeyens y Gao. «La cantidad de CO₂ que se elimina temporalmente de la atmósfera es enorme si se considera el conjunto de los océanos del mundo. Los océanos son el mayor sumidero de CO₂ atmosférico. Gracias a esta llamada bomba biológica, el carbono fijado por el plancton puede permanecer almacenado durante cientos de años. Este mecanismo es vital para el equilibrio climático del planeta».
«Con nuestro modelo, podemos calcular con exactitud dónde, cuándo y en qué cantidades deben añadirse ciertos nutrientes al océano para estimular el crecimiento óptimo del plancton», continúan los investigadores. «Además, podemos maximizar la captura de carbono centrándonos en las especies de plancton que se hunden con mayor eficiencia en las profundidades marinas.
Nuestro modelo perfeccionado nos permite experimentar con mucha más precisión con las formas químicas óptimas en las que estas sustancias deberían entrar al océano. De este modo, podríamos ganar un tiempo considerable —posiblemente varios cientos de años— en la lucha contra el cambio climático.
Hoy en día, los científicos están mucho mejor preparados para monitorear y mitigar los efectos del cambio climático en el ecosistema del Océano Antártico. «Ahora comprendemos que el océano no es una esponja pasiva, sino un sistema dinámico en el que pequeños organismos y sus procesos químicos desempeñan un papel decisivo en el clima global», concluyen los autores.
Es vital continuar esta línea de investigación, en particular mediante ensayos piloto de fertilización. Esto nos permitiría orientar estas intervenciones de forma científicamente responsable, impulsando la biomasa de plancton y eliminando más dióxido de carbono de la atmósfera. De esta forma, podemos ayudar a limitar el calentamiento global y contribuir a la sostenibilidad a largo plazo de nuestro medio ambiente.
Más información: Willy Baeyens et al., Prevalencia de la limitación de múltiples micronutrientes en el crecimiento del fitoplancton en el Océano Antártico, One Earth (2025). DOI: 10.1016/j.oneear.2025.101354 . www.cell.com/one-earth/fulltex… 2590-3322(25)00180-0
