El agua que se pierde mientras la almacenamos: las pérdidas ocultas por evaporación en los embalses


Cómo el aumento de la superficie de agua expuesta multiplica la evaporación y redefine la gestión hídrica en España


Redacción Noticias de la Tierra


Cuando se habla de escasez de agua, el debate público suele centrarse en las sequías, el cambio climático o el aumento de la demanda agrícola y urbana. Sin embargo, una parte significativa del recurso se pierde de forma silenciosa incluso antes de ser utilizada. Un estudio reciente, difundido por la agencia SINC y desarrollado por investigadores de la Universitat de les Illes Balears, la Universidad de La Rioja y el Instituto Pirenaico de Ecología, pone el foco en un fenómeno poco visible pero crucial: la evaporación en los embalses.

Según los resultados, el incremento de la superficie de agua expuesta debido a la construcción de embalses en España durante los últimos 60 años ha tenido un impacto 22 veces mayor que el propio cambio climático en las pérdidas de agua por evaporación. Este dato obliga a replantear la forma en que se evalúa la eficiencia del almacenamiento hídrico y el papel de las infraestructuras en un contexto de creciente estrés hídrico.

El crecimiento de los embalses y la superficie expuesta

España ha apostado históricamente por los embalses como pilar central de su política hídrica. Estas infraestructuras han permitido regular ríos, garantizar suministros y sostener el desarrollo agrícola y urbano. No obstante, el estudio revela que esta estrategia ha tenido un efecto colateral significativo: el aumento masivo de la superficie de agua expuesta al aire.

A mayor superficie, mayor contacto con la atmósfera y, por tanto, mayor evaporación. Los investigadores explican que, aunque el volumen total almacenado sea elevado, la geometría de los embalses —especialmente los de gran extensión y poca profundidad— favorece pérdidas constantes de agua que rara vez se contabilizan de forma explícita en la planificación hídrica.

Evaporación: una pérdida invisible pero constante

La evaporación es un proceso natural, pero en el caso de los embalses se ve intensificada por factores como la radiación solar, el viento y las altas temperaturas. Cada día, una fracción del agua almacenada pasa a la atmósfera sin cumplir ningún uso productivo.

El estudio destaca que estas pérdidas no son anecdóticas. En conjunto, representan un volumen considerable que, en determinadas cuencas, puede equivaler a una parte relevante del consumo anual. Al tratarse de una pérdida difusa y progresiva, suele quedar fuera del foco mediático y político, a diferencia de las sequías extremas o los recortes de suministro.

Un impacto mayor que el cambio climático

Uno de los resultados más llamativos de la investigación es la comparación entre el efecto del cambio climático y el de la expansión de los embalses sobre la evaporación. Aunque el aumento de temperaturas y las olas de calor influyen en la tasa de evaporación, los autores concluyen que el factor dominante ha sido el incremento de la superficie de agua embalsada.

En términos cuantitativos, el impacto de esta expansión sobre las pérdidas por evaporación ha sido 22 veces superior al atribuible al cambio climático en el mismo período. Este hallazgo no minimiza la importancia del calentamiento global, pero sí subraya que las decisiones humanas de infraestructura han tenido un peso determinante en la pérdida de recursos hídricos.

Diferencias regionales y tipos de embalses

El estudio también señala que las pérdidas por evaporación no se distribuyen de manera uniforme. Las regiones con climas más cálidos y secos, así como aquellas con embalses extensos y poco profundos, presentan tasas de evaporación más elevadas.

En cuencas del sur y del este peninsular, donde la escasez de agua ya es estructural, estas pérdidas adquieren una relevancia aún mayor. En estos territorios, cada metro cúbico evaporado es un recurso que no llega a la agricultura, a los ecosistemas o al consumo humano.

Consecuencias para la planificación hídrica

Desde el punto de vista de la gestión del agua, los resultados del estudio plantean un desafío importante. Tradicionalmente, los embalses se han considerado herramientas de seguridad frente a la variabilidad climática. Sin embargo, si una parte sustancial del agua almacenada se pierde por evaporación, su eficiencia real debe ser reevaluada.

Los investigadores sugieren que las pérdidas por evaporación deberían incorporarse de forma sistemática en los balances hídricos y en la toma de decisiones. Ignorar este factor puede llevar a una sobreestimación de la disponibilidad real de agua y a una planificación menos ajustada a la realidad climática y territorial.

Alternativas y medidas de mitigación

El estudio no se limita a señalar el problema, sino que abre la puerta a posibles soluciones. Entre ellas se encuentran el rediseño de infraestructuras, priorizando embalses con menor superficie expuesta, y la exploración de alternativas de almacenamiento, como acuíferos subterráneos o sistemas de recarga gestionada.

Asimismo, los expertos destacan la importancia de mejorar la eficiencia del uso del agua en todos los sectores, de modo que la dependencia del almacenamiento superficial sea menor. Reducir la demanda puede ser tan relevante como aumentar la oferta en un contexto de pérdidas crecientes por evaporación.

Embalses y cambio de paradigma

El trabajo de los investigadores españoles invita a un cambio de paradigma en la forma de entender los embalses. Más allá de su capacidad total, resulta fundamental analizar cómo interactúan con el clima y el territorio. En un escenario de crisis climática, mantener infraestructuras que amplifican las pérdidas puede resultar contraproducente.

Este enfoque no implica renunciar a los embalses existentes, sino gestionarlos de forma más inteligente, considerando sus costes ocultos y adaptando las políticas hídricas a una realidad marcada por la escasez y la incertidumbre climática.

Un debate necesario sobre el futuro del agua

La evaporación en los embalses pone de relieve que no toda el agua almacenada está realmente disponible. Reconocer esta realidad es un paso clave para un debate honesto sobre el futuro del agua en España. La investigación demuestra que algunas de las pérdidas más importantes no provienen únicamente del clima, sino de cómo se ha transformado el territorio en las últimas décadas.

En un país donde el agua es un recurso estratégico, integrar este conocimiento científico en la planificación puede marcar la diferencia entre sistemas hídricos resilientes y modelos cada vez más vulnerables. La gestión sostenible del agua exige mirar más allá de lo evidente y atender también a esas pérdidas invisibles que se producen mientras, paradójicamente, intentamos conservar el recurso.


Referencias

Agencia SINC – “El agua que se pierde mientras la guardamos: revelan las pérdidas ocultas por evaporación en los embalses”
Estudio de la Universitat de les Illes Balears, la Universidad de La Rioja y el Instituto Pirenaico de Ecología sobre evaporación en embalses en España