El cañón más profundo de Norteamérica, el Cañón del Infierno, que serpentea a lo largo de la frontera entre Idaho y Oregón, es una sorprendente incorporación al antiguo paisaje de la Tierra. Un estudio reciente sugiere que un cambio monumental en el drenaje del río Snake hace unos 2,1 millones de años transformó la topografía, excavando el Cañón del Infierno, que se hunde unos asombrosos 2400 m, significativamente más profundo que el Gran Cañón.
por Sanjukta Mondal , Phys.org
La investigación publicada en PNAS recopiló sedimentos antiguos transportados por el río Snake y depositados en cuevas sobre el cañón para estimar su edad geológica utilizando la datación de nucleidos cosmogénicos.
Partículas de alta energía provenientes del espacio, conocidas como rayos cósmicos, bombardean constantemente la Tierra. Cuando estas partículas impactan contra rocas o sedimentos expuestos en la superficie, pueden interactuar con ciertos elementos, los isótopos radiactivos . Estos isótopos, llamados nucleidos cosmogénicos, se acumulan con el tiempo en las capas superiores de la roca.
La datación de nucleidos cosmogénicos implica medir la concentración de estos isótopos para determinar cuánto tiempo la superficie de una roca o sedimento ha estado expuesta a los rayos cósmicos, lo que nos da su edad.
Los cañones son accidentes geográficos importantes que constituyen reliquias de los cambios causados por la actividad tectónica o los cambios climáticos. También sirven como corredores naturales, permitiendo la migración de especies acuáticas a través de zonas montañosas . Sin embargo, los científicos aún no comprenden completamente la rapidez ni los procesos exactos de formación de los cañones, lo que ha dado lugar a debates que se extienden durante décadas.
Estudios anteriores han indicado que la captura de corrientes, un fenómeno en el que un río cambia su curso y comienza a drenarse en una nueva área, juega un papel clave en la formación de cañones, como se observa en lugares como el río Tennessee en los Apalaches y el río Rin en los Alpes.

El proceso y la cronología de la formación del Cañón del Infierno siguen siendo inciertos, en gran parte debido a la compleja y controvertida historia de su creador, el río Snake. El análisis de sedimentos sugiere que el cañón se formó entre el Plioceno tardío (hace 3,6 a 2,6 millones de años) y el Pleistoceno temprano (hace 2,58 a 0,781 millones de años), pero la ausencia de evidencia directa deja muchas preguntas sin respuesta sobre su edad.
Para reconstruir la historia detallada de cómo se esculpió el Cañón del Infierno a lo largo del tiempo, los investigadores tomaron muestras de los sedimentos que quedaron en las cuevas sobre el río cuando el terreno se erosionó durante la formación del cañón. Estos depósitos fluviales se dataron calculando las tasas de desintegración diferencial de dos radionucleidos cosmogénicos: 10 Be y 26 Al.
El equipo también analizó el perfil del río, centrándose en características como los cambios de elevación y las caídas pronunciadas (llamadas puntos de inflexión) en los afluentes, así como en el modelado numérico de eventos de captura de corrientes para comprender cómo se produjo la erosión a lo largo del tiempo.
Los resultados revelaron que un importante evento de captura de drenaje, donde el río Snake se desvió hacia el sistema del río Columbia hace alrededor de 2,1 ± 1,0 millones de años, jugó un papel central en la formación de Hells Canyon.
La datación de depósitos cavernosos reveló un aumento en las tasas de erosión de ~0,01 mm/año a ~0,16 mm/año tras la captación del drenaje. Los modelos numéricos lo corroboraron, mostrando un aumento repentino del caudal debido a la captación del cauce, lo que indica una incisión acelerada del cañón.
Los investigadores destacan que sus hallazgos demuestran cómo los cambios abruptos en las áreas de drenaje pueden impulsar una rápida evolución del paisaje, con implicaciones para la comprensión de la formación de cañones en todo el mundo.
Un conocimiento detallado de la mecánica y los plazos de este fenómeno geográfico que desplaza el terreno puede ayudar a fundamentar mejores modelos hidrológicos y sistemas de gestión fluvial.
Más información: Matthew C. Morriss et al., Registros de cuevas revelan el origen reciente del cañón más profundo de Norteamérica, Actas de la Academia Nacional de Ciencias (2025). DOI: 10.1073/pnas.2413069122
