La mayoría de las estelas de condensación de larga duración se forman dentro de nubes de hielo naturales, no en cielos despejados.


Las estelas de condensación en el cielo azul nos recuerdan el tráfico aéreo diario y su impacto en el clima. Sin embargo, el efecto de las estelas de condensación en el clima aún no se comprende del todo. Se supone que tienen un efecto predominantemente de calentamiento.


Por el Centro de Investigación de Jülich


Investigadores del Forschungszentrum Jülich y universidades de Mainz, Colonia y Wuppertal han descubierto que el 80% de las estelas de condensación de larga duración no se forman en cielos despejados, sino dentro de nubes de hielo naturales existentes, conocidas como nubes cirros.

El impacto climático de estas estelas de condensación apenas se ha investigado hasta la fecha. Sin embargo, el estudio publicado en la revista Nature Communications aporta nuevos datos y podría influir en la planificación de rutas de vuelo optimizadas climáticamente en el futuro.

Las estelas de condensación se forman cuando los gases de escape calientes del motor de un avión se mezclan con el aire frío a una altitud de unos 10 kilómetros. En aire seco, la mayoría de las estelas se disipan rápidamente. Sin embargo, en aire frío y húmedo, pueden persistir durante varias horas y convertirse en extensas nubes cirros.

Los cirros son nubes de hielo altas y delgadas, situadas a una altitud de entre 5 y 12 kilómetros, que suelen aparecer como velos delicados y tenues en el cielo. Hasta ahora, los investigadores suponían que las estelas de condensación de larga duración se forman principalmente en cielos despejados , donde ejercen su efecto de calentamiento. Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que se forman mayoritariamente dentro de nubes de hielo naturales ya existentes. Las implicaciones climáticas de este hallazgo han recibido poca atención por parte de la investigación.

Impacto de los cirros de estela en el clima

Lo que las investigaciones han demostrado hasta ahora: Las nubes cirros formadas a partir de las estelas de condensación —conocidas como cirros de estela— tienen un mayor impacto general en el clima que las emisiones directas de CO₂ del tráfico aéreo. Retienen parte del calor irradiado por la Tierra en la atmósfera, contribuyendo así al calentamiento global.

Que el efecto sea realmente de calentamiento o, en algunos casos, de ligero enfriamiento, depende de las condiciones del entorno.

Si las nubes cirros de estela se forman en cielos despejados o en nubes de hielo delgadas, suelen intensificar el efecto invernadero: la luz solar atraviesa las nubes de hielo relativamente delgadas, es absorbida por la Tierra y el calor resultante queda atrapado por la nube de hielo como una manta, calentando aún más la atmósfera. En cambio, si se forman en nubes muy densas, donde el sol apenas es visible, la luz solar se refleja en la nube y casi no llega a la superficie terrestre; en ese caso, predomina el efecto de enfriamiento.

Una visión más diferenciada de las estelas de condensación

Los procesos que ocurren cuando las estelas de condensación se superponen con las nubes cirros naturales , y sus efectos sobre el clima, aún se comprenden poco.

«Nuestros resultados muestran que en el futuro necesitamos adoptar una perspectiva más diferenciada del impacto climático de las estelas de condensación», afirma el profesor Andreas Petzold del Instituto de Sistemas Climáticos y Energéticos – Troposfera (ICE-3) del Forschungszentrum Jülich.

La profesora Martina Krämer, de la División del Instituto de la Estratosfera (ICE-4), añade: «Si la mayoría de las estelas de condensación de larga duración se producen dentro de nubes naturales, puede ser más eficaz planificar rutas de vuelo respetuosas con el clima no solo en función de cielos despejados, sino también teniendo en cuenta las estructuras de nubes de hielo existentes».

Datos de vuelos comerciales como base para la investigación

Para el estudio, los investigadores de Jülich y sus socios universitarios utilizaron datos de medición de temperatura y vapor de agua recogidos por aviones comerciales sobre el Atlántico Norte entre 2014 y 2021.

Estas aeronaves forman parte de la infraestructura europea de investigación IAGOS (Aeronaves en Servicio para un Sistema Global de Observación), coordinada en parte por el Centro de Investigación Jülich. Las aeronaves IAGOS están equipadas con instrumentos que registran continuamente datos atmosféricos durante las operaciones de vuelo regulares, una capacidad única en el mundo.

Cooperación internacional para reducir el impacto climático

Los resultados del estudio se están incorporando a las actividades internacionales en curso de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) y la industria de la aviación.

El objetivo es desarrollar una estrategia de planificación de vuelos sostenible para reducir el impacto climático de las estelas de condensación en el futuro, mediante la planificación de rutas de vuelo más respetuosas con el medio ambiente. Las aeronaves de IAGOS seguirán desempeñando un papel fundamental en la evaluación de dichas estrategias.

Más información: Andreas Petzold et al., La mayoría de las estelas de condensación de larga duración se forman dentro de nubes cirros con un impacto climático incierto, Nature Communications (2025). DOI: 10.1038/s41467-025-65532-2