Científicos del Instituto de Agroecología de la Universidad de Vermont, junto con coautores internacionales, han publicado un artículo que describe los logros de Ecuador en la defensa legal de los Derechos de la Naturaleza. El artículo, titulado «Ranas, Coaliciones y Minería: Perspectivas Transformadoras para la Salud Planetaria y el Derecho del Sistema Tierra desde la Lucha de Ecuador por Hacer Cumplir los Derechos de la Naturaleza», aparece en el número especial de Gobernanza del Sistema Tierra sobre «Ubicando el ‘Sur Global’ en la Gobernanza del Sistema Tierra».
por Ren Dillon, Universidad de Vermont
Las ranas ecuatorianas podrían parecer superhéroes improbables, pero estos pequeños anfibios moteados salieron victoriosos contra un Goliat de concesiones mineras en Ecuador. Como la mayoría de los superhéroes, las ranas contaron con la ayuda de un equipo de fuertes aliados. En este caso, miembros de la comunidad de Junín, junto con biólogos, abogados y otros aliados, demandaron con éxito en nombre de la naturaleza para detener las actividades mineras.
La Rana Cohete Resistencia fue bautizada por los habitantes de Intag para simbolizar su lucha colectiva por la defensa de su territorio. Las leyes ambientales convencionales suelen centrarse en regular el impacto humano mediante permisos, límites y, en el mejor de los casos, la restauración. En cambio, las leyes de Derechos de la Naturaleza buscan preservar ecosistemas enteros de forma holística; por ello, las especies endémicas de ranas en peligro de extinción y la comunidad humana pueden actuar como demandantes en igualdad de condiciones.
La consagración de los Derechos de la Naturaleza en la Constitución de Ecuador en 2008 representa un cambio radical en materia de derechos y jurisprudencia. La Constitución ecuatoriana establece a la naturaleza como sujeto con derechos inherentes. Integra a los seres humanos en los procesos ecológicos y enfatiza el cuidado, la administración y la coexistencia equitativa de todas las formas de vida. Estos esfuerzos también han generado una sólida estrategia legal que ha inspirado casos similares a nivel mundial, como se describe en el documento.

Hasta la fecha, los continuos esfuerzos legales y comunitarios han bloqueado con éxito tres grandes proyectos mineros en Intag, mientras que los Derechos de la Naturaleza han prevalecido en media docena de casos judiciales emblemáticos en todo Ecuador. La resistencia a la minería en el Valle de Intag, un punto crítico de biodiversidad , ejemplifica el poder de la acción comunitaria y la solidaridad internacional en la búsqueda de la equidad y la justicia en la salud planetaria, y una transición justa para todos.
Ecuador ocupa el noveno lugar entre los países megadiversos del mundo, albergando una importante diversidad de especies, incluyendo aproximadamente entre 16.500 y 20.000 especies de plantas vasculares, 465 especies de mamíferos y 690 especies de anfibios. Los anfibios son indicadores ecológicos cruciales debido a su alta sensibilidad a los contaminantes y toxinas ambientales. Tanto su abundancia como su diversidad son indicadores vitales de la salud ecológica, por lo que las ranas se han convertido en una poderosa y diminuta representación de la salud de la Tierra.
Andrea Terán, bióloga ecuatoriana que aporta datos e investigaciones para respaldar el caso y coautora del artículo, cree que el enfoque de los Derechos de la Naturaleza es lo que condujo a este éxito ambiental: «Traducir los Derechos Constitucionales de la Naturaleza en medidas concretas de conservación es una herramienta poderosa para prevenir la extinción de especies en zonas amenazadas por la minería. Las concesiones mineras a gran escala se concentran en los Andes y sus estribaciones, y se superponen con regiones de alto endemismo y riqueza de anfibios».
Por lo tanto, contar con un mecanismo para frenar este modelo económico extractivo abre la puerta a explorar relaciones alternativas con la naturaleza y modelos económicos sostenibles que sustenten la vida a largo plazo.
El Dr. Mario Moncayo, parte del equipo de abogados patrocinadores del caso minero de Llurimagua, describió su victoria legal de esta manera: «En el caso de Llurimagua, como se explica en el artículo, se demuestra la aplicabilidad práctica de los derechos de la naturaleza, demostrando que no son meras declaraciones simbólicas, sino derechos con efectos jurídicos reales. El reconocimiento de los derechos de la naturaleza ha permitido que individuos y comunidades los ejerzan directamente, sentando precedentes relevantes en la protección de la naturaleza».

Carlos Varela Arias, profesor de derecho constitucional, miembro del equipo legal que defendió a la naturaleza en el caso Llurimagua y coautor, añade: «Este marco permitirá diseñar nuevas estrategias y mecanismos de gobernanza global para adaptar los sistemas humanos a los de la naturaleza, permitiendo nuestra supervivencia y coexistencia pacífica con el entorno natural».
El documento describe tres dimensiones críticas de las leyes exitosas de Derechos de la Naturaleza:
- Otorga a la naturaleza un valor intrínseco más allá de su utilidad para los humanos.
- Actúa como principio rector para garantizar que las leyes, políticas y resoluciones respeten la naturaleza.
- Hace exigible la protección de la naturaleza, obligando tanto al Estado como a los ciudadanos.
El documento propone próximos pasos para ampliar el marco de los Derechos de la Naturaleza y ofrece recomendaciones específicas para reformas políticas y modelos de gobernanza. Los logros en materia de Derechos de la Naturaleza han inspirado innovaciones jurídicas a nivel mundial. Por ejemplo, la Ley de la Madre Tierra de Bolivia reconoce los Derechos de la Naturaleza en su marco legal.
De igual manera, Nueva Zelanda ha otorgado personalidad jurídica al río Whanganui y a Te Urewera. En Canadá, se ha otorgado reconocimiento legal a los Derechos de la Naturaleza en casos específicos, como los derechos territoriales de la Primera Nación Grassy Narrows, y existen numerosos casos similares en México, India, Estados Unidos, Chile, Argentina y Brasil.
La Rana Cohete Resistencia fue bautizada por los habitantes de Intag como símbolo de su lucha colectiva por la defensa de su territorio. Crédito: Ren Dillon
Entrega del AP en Cotacachi. Crédito: Carlos Zorrilla
Firmado por Ecuador y otros 22 países latinoamericanos, el Acuerdo de Escazú (2020) se destaca como una herramienta crucial de gobernanza para promover la justicia ambiental y ecológica. Este tratado regional vinculante enfatiza la protección de la biodiversidad y la rendición de cuentas por la violencia contra las personas defensoras.
Sin embargo, a pesar de su entrada en vigor en abril de 2021, la violencia persiste: 2.100 defensores de la naturaleza fueron asesinados a nivel mundial, y el 70% de estos asesinatos ocurrieron en cuatro países de América Latina en 2023 (Global Witness, 2024).
El autor principal y profesor asistente de investigación de la UVM, Dr. Carlos Andrés Gallegos-Riofrío, analiza las implicaciones de gobernanza: «Una lección clave, especialmente de la coalición que impulsó el caso Llurimagua, es que existen alternativas reales para gobernar el sistema terrestre. Estas alternativas, para ser verdaderamente transformadoras, requieren la participación activa de la sociedad. Solo así podrán servir como herramientas cruciales para ayudar a las comunidades locales a detener las actividades que perjudican tanto a las personas como a la naturaleza y, a nivel global, nos impiden seguir traspasando los límites operativos seguros del planeta».
La Dra. Amaya Carrasco Torrontegui, autora principal y otra afiliada de la UVM, describe el impacto de la política de esta manera: «Los Derechos de la Naturaleza son una idea sólida e inspiradora que surgió en Ecuador. Este enfoque nos anima a ver la naturaleza no solo como un recurso, sino como algo vivo que merece ser cuidado, inspirándonos en la sabiduría indígena y la idea de la Pachamama, o Madre Tierra».
Más información: Carlos Andrés Gallegos-Riofrío et al., Ranas, coaliciones y minería: Perspectivas transformadoras para la salud planetaria y el derecho del sistema terrestre desde la lucha de Ecuador por hacer valer los derechos de la naturaleza, Gobernanza del Sistema Terrestre (2025). DOI: 10.1016/j.esg.2025.100253
