Nuevos modelos prevén escasez de lluvias que podría afectar el agua y la agricultura de 750 millones de personas
Redacción Noticias de la Tierra
Nuevas simulaciones climáticas divulgadas por Infobae revelan un escenario preocupante para las próximas décadas: el riesgo creciente de sequías severas en diversas regiones del mundo, impulsadas por el calentamiento global y cambios profundos en los patrones atmosféricos. De confirmarse estas proyecciones, la disponibilidad de agua y la producción agrícola podrían verse comprometidas para alrededor de 750 millones de personas, un dato que subraya la gravedad del desafío climático que enfrenta el planeta.
Las conclusiones provienen del análisis de modelos de última generación capaces de reconstruir interacciones complejas entre océanos, atmósfera y superficie terrestre. La combinación de aumento de temperaturas, variaciones en la circulación global y disminución de la humedad en el suelo converge en un panorama de mayor aridez que amenaza a países tanto desarrollados como en vías de desarrollo.
Un futuro más seco: la señal inequívoca de los modelos climáticos
Los científicos responsables del estudio indican que el calentamiento global está alterando profundamente la forma en que circula el vapor de agua en el planeta. Las simulaciones muestran que, en los próximos 10 a 15 años, habrá regiones donde las lluvias disminuirán de forma notable, mientras que otras experimentarán precipitaciones más irregulares o episodios extremos, lo que aumenta la inestabilidad hídrica.
Este patrón no es uniforme, pero sí consistente en un aspecto clave: la intensificación de la sequía como fenómeno recurrente. Los modelos sugieren que zonas tradicionalmente húmedas podrían enfrentarse a periodos prolongados de escasez, mientras que regiones áridas se volverán aún más secas. Esta redistribución de las lluvias tendrá impacto directo en la capacidad de almacenar agua, recargar acuíferos y sostener sistemas agrícolas dependientes de la regularidad climática.
El estudio menciona que la tendencia global hacia la aridez es compatible con mediciones actuales que ya muestran suelos más secos, evapotranspiración acelerada y una pérdida gradual de resiliencia en ecosistemas y cuencas hidrográficas.
Agricultura en riesgo: un desafío para la seguridad alimentaria
El riesgo proyectado para la agricultura es uno de los aspectos más alarmantes. En un mundo donde la población sigue creciendo, la combinación de menos agua disponible y temperaturas más altas podría reducir la productividad de cultivos esenciales como trigo, maíz, arroz y soja.
Los agricultores dependen de calendarios de lluvia relativamente predecibles. Cuando estos patrones cambian, se multiplican las dificultades:
- siembras atrasadas o fallidas
- estrés hídrico en etapas críticas de crecimiento
- menor rendimiento por agotamiento del suelo
- aumento en la demanda de riego en regiones donde el agua ya es escasa
Las proyecciones indican que muchas regiones agrícolas clave podrían estar operando en condiciones de riesgo permanente, lo que dificultaría la planificación y aumentaría los costos de producción. Este escenario no solo afecta a grandes explotaciones, sino también a millones de pequeños agricultores cuya subsistencia depende de la estabilidad climática.
Escasez de agua: impacto en ciudades, ecosistemas y sociedades enteras
Las sequías no solo afectan a la agricultura; también ponen en peligro la disponibilidad de agua potable para comunidades urbanas y rurales. A medida que disminuyen las lluvias y se intensifica la evaporación, los embalses, ríos y lagos pierden volumen, reduciendo la capacidad de los sistemas de almacenamiento.
Las proyecciones mencionadas por Infobae indican que cientos de millones de personas podrían enfrentar restricciones hídricas más severas, afectando actividades domésticas, industriales y sanitarias. En regiones vulnerables, la escasez de agua tiende a agravar desigualdades sociales y puede desencadenar tensiones por el control de recursos.
Además, los ecosistemas —bosques, humedales, praderas y zonas costeras— dependen de una hidratación continua para mantener su función ecológica. Las sequías prolongadas podrían provocar pérdida de biodiversidad, incendios más frecuentes y una disminución de los servicios ecosistémicos que sostienen la vida humana.
La influencia humana en el aumento de las sequías
Los científicos concuerdan en que la actividad humana está amplificando las sequías a través de dos vías principales: emisiones de gases de efecto invernadero y cambios en el uso del suelo. El aumento de dióxido de carbono y otros gases atrapa más calor en la atmósfera, elevando las temperaturas e intensificando la evaporación, lo que seca el suelo y reduce la humedad disponible para formar nubes.
Al mismo tiempo, la deforestación, la expansión urbana y la degradación de pastizales alteran la capacidad natural del terreno para retener agua. Un paisaje menos vegetado evapora más rápido y pierde estabilidad, facilitando procesos de desertificación.
Este efecto combinado crea un círculo vicioso: menos vegetación implica menos humedad, menos humedad genera más calor, y más calor conduce a sequías más profundas.
¿Qué se puede hacer? Adaptación y mitigación para evitar un futuro más árido
Los expertos destacan que aún existe margen para actuar. Las políticas de mitigación, centradas en reducir emisiones, pueden amortiguar parte del calentamiento proyectado, mientras que las estrategias de adaptación son esenciales para enfrentar los cambios ya en marcha.
Entre las medidas sugeridas se encuentran:
mejorar la eficiencia del riego con sistemas de precisión
proteger y restaurar bosques y humedales
desarrollar cultivos tolerantes a sequía
gestionar cuencas hidrográficas con enfoque ecosistémico
implementar alertas tempranas y planes de contingencia
Las autoridades deberán coordinar esfuerzos entre sectores —agricultura, energía, ambiente, planificación urbana— para garantizar que las comunidades puedan enfrentar un futuro climático marcado por mayor variabilidad.
El estudio difundido por Infobae deja un mensaje claro: la sequía será uno de los grandes desafíos del siglo XXI, y anticiparse a sus efectos es fundamental para proteger el agua, la agricultura y la estabilidad social del planeta.
Referencias
Infobae – “Por qué el cambio climático podría producir grandes sequías en los próximos 15 años”
Instituciones científicas y simulaciones climáticas citadas en el artículo original
Datos y análisis complementarios de los modelos mencionados










