Los microplásticos (fragmentos de plástico de menos de 5 mm) se acumulan en el medio ambiente. Se encuentran en el suelo, el agua, los alimentos e incluso en los pulmones, la placenta y la sangre. Estas partículas de plástico se desprenden de artículos de uso diario, como ropa sintética, neumáticos, envases de plástico y pintura.

Por Antaya March y Stephanie Northen
Científicos, profesionales médicos y organismos ambientales han expresado una creciente preocupación por los posibles impactos de los microplásticos en el medio ambiente y la salud humana. Estudios sugieren que los microplásticos podrían afectar la salud del suelo, reducir la productividad alimentaria y comprometer el funcionamiento de los ecosistemas . Como resultado, el crecimiento económico podría verse obstaculizado.
Algunos países están actuando. La normativa francesa exige la instalación de filtros en las lavadoras nuevas para capturar las microfibras. La UE ha puesto recientemente el foco en los microplásticos procedentes del césped artificial y la pintura, y ha aprobado normas para limitar los vertidos de microplásticos en el tratamiento de aguas residuales .
Los estados de EE. UU. están empezando a regular la contaminación por microplásticos en el agua potable. De hecho, California ha establecido algunos de los primeros requisitos de análisis de agua segura del mundo para detectar la contaminación por microplásticos.
Sin embargo, el Reino Unido no ha seguido el ritmo. Aún no existe un plan nacional para reducir las emisiones. No existen objetivos legales para reducir la contaminación por microplásticos, ni límites ni plazos de acción. La única normativa vigente hasta la fecha (la prohibición de 2017 de las microesferas en los cosméticos con aclarado ) aborda solo una fracción del problema. Las microesferas solo representan menos del 5 % de los microplásticos que llegan al medio ambiente.
Ante la creciente evidencia y el aumento de los riesgos, el Reino Unido necesita urgentemente una respuesta más coordinada. Basándose en las perspectivas de destacados científicos y expertos en políticas del Reino Unido , presentamos tres maneras en que el Reino Unido puede empezar a cerrar la brecha.
1. Una hoja de ruta nacional
El Reino Unido no cuenta con un plan coordinado para reducir la contaminación por microplásticos. Los microplásticos se mencionan en varias estrategias del gobierno británico, como el Plan para la Mejora del Agua y el Medio Ambiente , pero estas carecen de objetivos, plazos ni medidas regulatorias claros.
Una hoja de ruta nacional puede abordar el problema de manera más efectiva ampliando el alcance estrecho de la prohibición de las microperlas para cubrir las principales fuentes de microplásticos tanto primarios (fabricados intencionalmente) como secundarios (producidos a partir de la descomposición de plásticos más grandes).
Para que esto sea posible, los estándares de diseño de productos plásticos deben centrarse en reducir los microplásticos que se liberan aguas arriba, en lugar de depender únicamente de la limpieza.
Como ocurre con cualquier regulación eficaz , los objetivos mensurables para reducir los microplásticos que entran al medio ambiente pueden combinarse con un programa de monitoreo, de modo que se puedan rastrear la exposición humana y los niveles de microplásticos en el aire, el agua y el suelo para evaluar si las políticas están funcionando.
2. Regular las fuentes más grandes
La prohibición de las microperlas en los cosméticos con aclarado fue un paso inicial importante, pero solo roza la superficie. La mayor parte de la contaminación por microplásticos proviene de fuentes más grandes y menos visibles: neumáticos , textiles sintéticos , pintura y fertilizantes elaborados a partir de lodos de depuradora . Estas fuentes cotidianas son responsables de la mayor parte de las emisiones de microplásticos, pero siguen estando prácticamente sin regular en el Reino Unido.
Al responsabilizar a los fabricantes de los niveles más altos de contaminación por microplásticos, se puede lograr una transformación generalizada de la industria. Esto incluye establecer normas para reducir el desprendimiento de fibras de los textiles y exigir filtros en las lavadoras, abordar el desgaste de los neumáticos y la escorrentía en el sector del transporte, y eliminar gradualmente el uso de lodos contaminados y películas plásticas para acolchado en la agricultura. Estos objetivos no son lejanos ni irrealizables. Muchos podrían lograrse actualizando las normativas vigentes en materia de residuos, agua y medio ambiente.
Hasta la fecha, el gobierno ha evitado la precaución y ha tendido a postergar las medidas cuando aún surgen pruebas de daños. Si bien la investigación continúa evolucionando, la evidencia científica existente proporciona una base sólida para la adopción de medidas políticas significativas hoy en día. Lo que falta es un cambio de enfoque —de las fuentes marginales a los principales impulsores— y la voluntad política para priorizar las reducciones reales sobre las medidas simbólicas.
3. Abordar la producción de plástico
La mayoría de los microplásticos comienzan como productos plásticos más grandes que se descomponen lentamente con el tiempo. Necesitamos reducir la cantidad de plástico que se produce y se utiliza, en primer lugar.
Los objetivos declarados del gobierno del Reino Unido son crear una economía con un menor consumo de recursos en general. Existe una mayor reutilización de los recursos existentes (lo que se conoce como economía circular ), centrada en la reducción de residuos y la mejora del uso de materiales, pero aún no abordan cómo la sobreproducción de plásticos contribuye a la contaminación por microplásticos .
Establecer objetivos para reducir el volumen de plástico de un solo uso en el mercado ayudaría a prevenir la contaminación del medio ambiente por microplásticos. Simplificar el diseño y el etiquetado de los productos también puede facilitar una eliminación, reutilización o reciclaje más seguros y reducir la cantidad de plástico que se descompone.
Al mismo tiempo, es necesario evaluar cuidadosamente las alternativas (incluidos los plásticos biodegradables o de origen biológico). Sin una supervisión adecuada, estos sustitutos corren el riesgo de repetir muchos de los mismos problemas. Reducir la demanda de plástico sigue siendo una de las maneras más eficaces de abordar la crisis de los microplásticos desde su raíz . Los consumidores también pueden contribuir apoyando políticas que reduzcan el uso de plástico y optando por comprar productos que no produzcan tantos microplásticos.
Dado que los microplásticos están ahora omnipresentes en los ecosistemas , esperar más evidencia puede suponer un mayor riesgo de acumulación. Es fundamental establecer objetivos claros y fortalecer la regulación en los sectores que más contribuyen a las emisiones.
Este artículo se republica de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.
