Pau Colom, Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA – CSIC – UIB)
“No es la más inteligente de las especies la que sobrevive; ni la más fuerte; sino aquella capaz de adaptarse y ajustarse mejor al entorno cambiante en el que se encuentra”. Esta es seguramente una de las citas más conocidas de Charles Darwin, aunque se le atribuye erróneamente. En realidad, proviene de una interpretación del profesor Leon C. Megginson en su artículo Lessons from Europe for American business sobre el libro El origen de las especies de Darwin. En cualquier caso, esta idea fue la que nos llevó a plantear la principal hipótesis de nuestro último trabajo.
Los efectos del cambio climático han sido documentados en multitud de plantas y animales, pero un grupo de especies en concreto, las mariposas, ha sido uno de los mejor estudiados. La elevada sensibilidad y la rápida respuesta a los cambios ambientales, juntamente con su popularidad en proyectos de ciencia ciudadana, han hecho de las mariposas un perfecto modelo de estudio.
Las mariposas adelantan su vuelo
La fenología es la ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y el ciclo de los seres vivos, como, por ejemplo, la floración de las plantas, la migración de las aves y el período de vuelo de las mariposas. En un artículo previo describimos cómo muchas especies de mariposas están avanzando su emergencia (es decir, empiezan a volar antes) como respuesta al aumento de las temperaturas.
Pero en ese momento poco sabíamos sobre cómo estas respuestas se relacionaban con las tendencias poblacionales de las mariposas. Es decir, ¿qué supone para las mariposas empezar a volar antes? ¿Qué efecto tiene para sus poblaciones? ¿Permiten estos avances fenológicos una adaptación de las especies al cambio climático, y, por tanto, las especies que ajusten más su ciclo biológico al clima cambiante tendrán más posibilidades de sobrevivir?
Para intentar contestar estas preguntas, analizamos las tendencias de 51 especies de mariposas en Cataluña y Andorra gracias a los datos recogidos durante 26 años de seguimiento por parte del proyecto de ciencia ciudadana del Catalan Butterfly Monitoring Scheme (CBMS).
Las especies mejor adaptadas sobreviven
Nuestros resultados, publicados recientemente en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, demuestran una vez más el alarmante declive de las mariposas: más de la mitad de las especies disminuyeron su abundancia significativamente.
Las especies más especializadas, aquellas que solo viven en hábitats muy concretos o cuyas larvas solo se pueden alimentar de unas pocas especies de plantas, fueron las más afectadas. Este resultado se relaciona con la vulnerabilidad de las especies especialistas a los cambios en los usos del suelo y a la actividad humana.
Por otro lado, un análisis más complejo demuestra que las tendencias poblacionales están también determinadas por la sensibilidad fenológica de las especies a la temperatura.
Pese a que el 90 % de las especies avanzan su vuelo en respuesta a una mayor temperatura, hay especies que lo hacen en mayor medida que otras. Aquellas especies cuyo período de vuelo se ve más influido por la temperatura, avanzando o retrasando más marcadamente su emergencia en función del clima, son las que menos han sufrido en las últimas décadas. En cambio, aquellas con una menor respuesta fenológica a la temperatura han sufrido un declive mayor.
Todo esto sugiere que la capacidad de las especies de ajustar su calendario biológico en función del clima podría ser un rasgo adaptativo que permitiría a las mariposas una mayor sincronización con los recursos de los que se alimentan. Por ejemplo, avanzando su aparición en años cálidos en que las plantas avanzan su floración, las mariposas conseguirían mantener la sincronización entre su máximo de abundancia y el máximo de floración de las plantas.
Las especies con una menor capacidad de avanzar o retardar su vuelo en función del clima podrían ser las más vulnerables y amenazadas por el cambio climático debido a la pérdida de sincronía con las plantas de las que dependen.
La hipótesis apócrifa de Darwin, por tanto, se podría trasladar al contexto de las tendencias de las mariposas mediterráneas. Aunque por entonces, cuando planteó sus hipótesis a una escala de miles de años, seguramente no se imaginaba que siglo y medio más tarde viviríamos un experimento a tiempo real: el cambio climático debido a la actividad humana y su efecto en las especies.
Pau Colom, Investigador Predoctoral en Laboratorio de Ecología Terrestre, Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA – CSIC – UIB)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.