Altas montañas, gran diversidad: ¿Durante cuánto tiempo los Andes controlan la biodiversidad de América del Sur?


por el Instituto de Investigación Senckenberg y el Museo de Historia Natural


Con la ayuda de isótopos de hidrógeno estables en vidrio volcánico, un equipo de investigación internacional, incluido el geocientífico de Senckenberg, Prof. Dr. Andreas Mulch, ha estudiado la historia de la elevación de la meseta de los Andes. 

En su estudio , publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences ( PNAS ), muestran que secciones individuales del actual hotspot de biodiversidad alcanzaron su elevación actual hace sólo 13 a 9 millones de años. La formación de los Andes se considera decisiva para el desarrollo de la biodiversidad en América del Sur.

Las laderas de los Andes albergan los centros de biodiversidad más grandes del mundo: vicuñas, llamas, osos de anteojos y zorros andinos se pueden encontrar en la cadena montañosa más larga del mundo, que abarca aproximadamente 9.000 kilómetros, junto con el pudú del tamaño de un conejo y el cóndor andino, que cuenta con una envergadura de tres metros o más.

“Solo en la selva amazónica se estima que hay unas 40.000 especies de plantas . Varios estudios han demostrado que la formación y los cambios de los Andes desempeñan un papel clave en la historia evolutiva de la flora y la fauna de la región”, explica el Prof. Dr. Andreas Mulch de Senckenberg. Centro de Investigación sobre Biodiversidad y Clima y Universidad Goethe de Frankfurt. “Nos hemos estado preguntando desde cuándo esto ha sido realmente así”.

Dirigido por el primer autor, el Dr. Heiko Pingel, geocientífico de la Universidad de Potsdam, Mulch y un equipo de investigación internacional estudiaron el levantamiento de la meseta de la Puna en los Andes centro-sur del noroeste de Argentina. La meseta andina, con una elevación promedio de cuatro kilómetros, es la segunda meseta montañosa más grande del mundo.

“Existen hipótesis controvertidas y debates controvertidos sobre el momento y la naturaleza del levantamiento de la meseta y su impacto en las condiciones ambientales de América del Sur, donde se puede viajar desde bosques subtropicales ricos en especies en la ladera oriental de la cordillera hasta uno de en unas pocas horas los desiertos más áridos del mundo en la costa del Pacífico de América del Sur”, explica Pingel.

“Las estimaciones anteriores sobre cuándo exactamente la meseta alcanzó su elevación actual varían ampliamente: hace 40 a 10 millones de años. Eso hace que sea difícil comprender las fuerzas que dieron forma a las características únicas de la meseta y, por extensión, también al entorno actual. “

En su nuevo artículo, el equipo comparó las proporciones de isótopos de hidrógeno del vidrio volcánico de millones de años recolectado durante varios estudios de campo con datos de estribaciones mucho más bajas. “El vidrio volcánico revela la altitud de nuestra zona de estudio en diferentes momentos almacenando la precipitación dependiente de la elevación en ese momento”, explica Mulch. “Si bien la elevación de las estribaciones apenas cambió en los últimos 20 millones de años, nuestros datos muestran que la meseta de la Puna se ha elevado unos dos kilómetros desde el Mioceno medio al tardío, entre 13 y 9 millones de años antes del presente”.

Las montañas influyen en los sistemas de viento y precipitación y actúan como corredores eficientes y barreras para la dispersión de especies.

“Nuestros resultados arrojan nueva luz no sólo sobre los procesos geológicos en los Andes centrales sino también sobre la evolución de la biodiversidad en América del Sur. Esto muestra una vez más cómo todo está interconectado en el ‘Sistema Tierra’ y que la investigación de la geobiodiversidad es el enfoque correcto para entender los complejos procesos del pasado y al mismo tiempo encontrar soluciones para el futuro”, concluye Mulch.

Más información: Heiko Pingel et al, Levantamiento de la superficie del Mioceno y evolución orogénica de la meseta andina sur (Puna central), noroeste de Argentina, Actas de la Academia Nacional de Ciencias (2023). DOI: 10.1073/pnas.2303964120