Los grandes mamíferos terrestres son más vulnerables al impacto acústico provocado por los drones que al impacto visual


El elefante asiático se muestra especialmente sensible a los sonidos de baja frecuencia de estos aparatos, según un estudio publicado en la revista Drones

Movimientos de balanceo de cabeza, gruñidos, movimientos bruscos del cuerpo e incluso intentos de huida son un ejemplo de las respuestas de algunos mamíferos frente al ruido de los drones

Las conclusiones del estudio pueden contribuir a reducir el impacto de los drones en las especies que son objeto de estudio científico y servir como referencia experimental para elaborar futuras directrices en el uso de esta tecnología


Barcelona, 30 de noviembre de 2022. Los grandes mamíferos terrestres son vulnerables a los efectos del ruido provocado por los drones, unos sistemas tecnológicos cada vez más usados para estudiar la fauna en hábitats abiertos como la sabana o las marismas. Ésta es una de las conclusiones que revela un nuevo estudio publicado en la revista Drones, dirigido por los expertos José Domingo Rodríguez-Teijeiro, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio); Margarita Mulero-Pázmány, de la Universidad de Málaga, y Serge A. Wich, de la Universidad John Moores de Liverpool (Reino Unido).

Varios estudios constatan que los drones de uso científico o recreativo pueden convertirse en una nueva fuente de perturbación para muchas especies animales. Sin embargo, todavía existen pocos trabajos que identifiquen los factores reales asociados con estos dispositivos que pueden afectar negativamente al comportamiento de los animales.

Drones y fauna salvaje: ¿oportunidad o amenaza?

El uso de sistemas aéreos no tripulados (VANT o drones) está cada vez más extendido en estudios sobre monitorización y conservación de la fauna salvaje. Obtener datos científicos de alta resolución espacial y temporal, con bajos costes operativos y una logística sencilla —sin comprometer la seguridad física de los investigadores— explicaría el amplio uso científico de esta tecnología, sobre todo en el estudio de grandes mamíferos en áreas abiertas o de acceso difícil.a bioial.

El nuevo trabajo tiene como primer autor a Geison Pires Mesquita, del Instituto Baguaçu de Investigación de la Biodiversidad (IBPBio, Brasil), una entidad comprometida con la investigación, la educación medioambiental y la conservación de la biodiversidad. El estudio analiza la reacción de 18 especies de grandes mamíferos frente a los ruidos emitidos por un dron en los grandes espacios ex situ del Parque Zoológico de São Paulo (Brasil).

Las 18 especies estudiadas pertenecen a 14 familias y en concreto son: addax (Addax nasomaculatus); vaca (Bos taurus); antílope acuático (Kobus ellipsiprymnus); dromedario (Camelus dromedarius); lobo de crin (Chrysocyon brachyurus); ciervo común (Cervus elaphus); sambar (Rusa unicolor); elefante asiático (Elephas maximus); cebra real (Equus grevyi); jaguar (Panthera onca); tigre de Bengala (Panthera tigris tigris); jirafa (Giraffa camelopardalis); hipopótamo (Hippopotamus amphibius); oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla); rinoceronte blanco (Ceratotherium simum simum); facoquero común (Phacochoerus africanus); tapir amazónico (Tapirus terrestris) y el oso de anteojos (Tremarctos ornatus).

Aves y mamíferos, los más estudiados con drones

Las aves y mamíferos son los dos grupos de animales más estudiados con el uso de drones y los más afectados por el uso recreativo de estos artefactos. «En especial, los grandes mamíferos son los más estudiados con drones por su tamaño, ya que son más fáciles de identificar mediante imágenes aéreas», afirma Geison Pires Mesquida, investigador posdoctoral, que incluyó este estudio en su tesis doctoral defendida en febrero de 2022. «Además del tamaño, —añade— el tipo de hábitat de las especies es otro factor determinante para utilizar los drones en los estudios de la fauna salvaje».

El estudio con drones sobre la fauna se adaptó a la normativa de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) de Brasil, que limita los vuelos de drones a un máximo de 120 metros. Además, todos los vuelos eran del tipo VLOS (Visual Line-Of-Sight), es decir, tenían como requisito obligatorio estar dentro de la línea de visión del piloto. Todos los vuelos se realizaron en horarios sin visitas al zoo para evitar cualquier tipo de perturbación debido a factores externos. También se dispuso de audiogramas en la literatura científica en 12 de las 18 especies analizadas —de la misma especie o especies similares—, lo que permitió un análisis más específico de la influencia de la frecuencia y la intensidad del sueño generado por los drones.

Los vuelos se iniciaron a una altura máxima de 120 metros. Una vez que el dron se situaba sobre los individuos, empezaba el descenso hasta que el animal mostraba algún comportamiento atípico. «Se estableció un límite de 10 metros por encima de los animales si el animal no presentaba cambios de comportamiento, pero en ningún caso el dron bajó a esa altura puesto que los animales presentaron cambios de comportamiento a una altura superior», afirma Pires Mezquita.

El elefante asiático, sensible a los sonidos de baja frecuencia

En general, las especies con más biomasa —elefantes, rinocerontes, jirafas, cebras y los antílopes acuáticos— mostraron un cambio de comportamiento con los drones a mayor altura (y por tanto menos decibelios). Como este grupo de animales es el más estudiado en la tierra mediante los drones —sobre todo en hábitats abiertos como la sabana africana— la megafauna mamífera terrestre tendría más posibilidades de sufrir los efectos del ruido provocado por los drones.

Los resultados revelan que el nivel de presión de sonido a baja frecuencia afectó especialmente al comportamiento del elefante asiático, pero no al del resto de especies estudiadas, que se mostraron más sensibles al ruido en frecuencias medias y altas.

«Estos resultados se explican por qué el elefante es una de las pocas especies de mamíferos capaz de oír sonidos de baja frecuencia (por debajo de 0,25 kHz), o también infrasonidos (frecuencias inferiores a 0,0125 kHz). Tanto el tamaño de la membrana timpánica como el tamaño de la cadena de huesecillos y los espacios de la oreja media son compatibles con la sensibilidad a frecuencias bajas», asegura José Domingo Rodríguez-Teijeiro, profesor emérito del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB.

«Los sonidos de baja frecuencia —continúa el profesor— se propagan con mayor facilidad debido a las características físicas de sus ondas sonoras en comparación con los sonidos de alta frecuencia. Se considera que los elefantes se pueden comunicar a más de 10 kilómetros de distancia gracias a la emisión y recepción de estos infrasonidos».

Cada tipo de animal muestra un comportamiento específico de vigilancia, irritación o huida.

Además, los animales en entornos ex situ —como los zoológicos— pueden presentar comportamientos aún más específicos. Por eso, el estudio contó con la participación del responsable de la gestión de los mamíferos en el zoo, Luan Henrique Morais. Este experto conoce desde hace años a cada uno de los animales y se encargó de informar al equipo si observaba que algún animal se mostraba afectado por el ruido del dron.

En el caso del elefante asiático, se observaron movimientos de balanceo de la cabeza ante la presencia del dron. En los felinos, gruñidos y movimientos bruscos del cuerpo; en el oso de anteojos, movimientos bruscos de las patas y la cabeza. En el caso de los ciervos y el facóquero, los intentos de huir del lugar donde estaban son ejemplos de los comportamientos que mostraron reacciones adversas como respuesta al ruido de los drones.

Cabe destacar que «la mayoría de las especies estudiadas no mostraron reacciones de comportamiento ante la presencia del dron a una altitud de 100 metros o superior, que es a la que suele sobrevolar para realizar censos de fauna. Esto confirma que el uso responsable de estos sistemas constituye una herramienta de bajo impacto para el estudio de los mamíferos», indica la profesora Margarita Mulero-Pázmány (UMA).

Impacto visual versus impacto acústico

Aunque este experimento no permite discriminar por completo entre los efectos que genera el impacto del estímulo acústico o visual del dron en la fauna, se pudo deducir de forma indirecta que el primer efecto causado por el dron en las especies es acústico. Se llegó a esta conclusión a través del análisis de la agudeza visual —medida en ciclos por grado (c/g)— que permite determinar la capacidad de detectar, discriminar y reconocer objetos sobre un fondo.

«Todas las especies estudiadas tienen una agudeza visual inferior al 50 % de la que tiene la especie humana (60 c/g). Así pues, podemos deducir que el primer impacto causado por el dron en las especies fue el acústico, si tenemos en cuenta la reducida capacidad visual de los mamíferos analizados, la difícil detección del dron empleado por el ojo humano a 50 metros, y el hecho de que las alturas en las que se produjeron cambios de comportamiento fueron de media superiores a los 50 metros», indica el investigador.

«Según la información que tenemos disponible —continúa el investigador—, es la primera vez que se ha analizado este factor. Comprender que el ruido sonoro provocado por el dron tiene un impacto en algunas especies de mamíferos antes que el visual puede ayudar a mejorar los estudios que se realizan actualmente con drones sobre estas especies y minimizar los efectos negativos del uso recreativo en zonas con presencia de estas especies».

En estudios sobre la fauna, también debería tenerse en cuenta el perfil sonoro del modelo de dron, un factor que hasta ahora no se ha considerado si se quiere minimizar su impacto negativo. «Aunque existen muchos modelos de drones en el mercado, todavía hay pocos modelos comerciales que se utilicen para estudiar la fauna salvaje. Tratar de entender cuánto ruido generan estos modelos es un paso necesario para que el uso de drones en estudios de fauna sea más efectivo», concluye José Domingo Rodríguez-Teijeiro.

Artículo de referencia:

Pires Mesquita, G.; Mulero-Pázmány, M.; Wich, Serge A.; Rodríguez-Teijeiro, J. D. «Terrestrial Megafauna Response to Drone Noise Levels in Ex Situ Areas». Drones, octubre de 2022. Doi: 10.3390/drones6110333