El suelo bajo nuestros pies está exhalando. De manera constante y sin pausa, a través de un proceso llamado respiración del suelo, las raíces de las plantas y los microbios liberan dióxido de carbono (CO 2 ) a la atmósfera.
por Aaron Sidder, Eos
La cantidad de CO 2 que pasa del suelo al aire es significativa: casi un orden de magnitud mayor que las emisiones humanas. Calcular este flujo para todo el planeta y comprender cómo puede estar cambiando es complicado e incierto debido a las lagunas en los datos de observación . Sin embargo, el cálculo es esencial para comprender el ciclo global del carbono y las reacciones del cambio climático.
En un nuevo artículo de revisión publicado en el Journal of Geophysical Research: Biogeosciences , Ben Bond-Lamberty y sus colegas resumen las últimas dos décadas de progreso en la ciencia de la respiración del suelo .
En un estudio citado, los investigadores evaluaron cómo responde la respiración al suelo humedecido por la lluvia. En otro, los investigadores rodearon árboles o quitaron sus capas exteriores para imitar los efectos de los insectos y rastrearon cómo el estrés de los árboles influía en la respiración.
La sinopsis relata enfoques y hallazgos de laboratorio, explora el refinamiento de las estrategias de medición en entornos naturales y narra métodos para simular y documentar la respiración del suelo.
De cara al futuro, los autores enfatizan cómo aprovechar los avances en áreas como el aprendizaje automático y el modelado mecanicista debe avanzar junto con los esfuerzos para diversificar la comunidad investigadora global. Mejorar la representación de las regiones de bajos ingresos tendrá el beneficio adicional de reforzar la cobertura de datos y mejorar las estimaciones globales de la respiración del suelo, confusas por la incertidumbre.
Más información: Ben Bond‐Lamberty et al, Veinte años de progreso, desafíos y oportunidades en la medición y comprensión de la respiración del suelo, Journal of Geophysical Research: Biogeosciences (2024). DOI: 10.1029/2023JG007637