Es la conclusión principal de un nuevo estudio del el Institut de Ciències del Mar del CSIC que prueba la eficacia de la detección remota para monitorizar las principales variables oceanográficas, entre ellas la salinidad.
Mientras los efectos del cambio climático siguen remodelando el paisaje ártico, un nuevo estudio liderado por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona en colaboración con Nansen Environmental and Remote Sensing Center (NERSC) de Noruega ha revelado que los datos recopilados por los satélites ayudan a reducir hasta en un 70 % el sesgo de las estimaciones del deshielo hechas a partir de modelos numéricos.
En concreto, el trabajo habla de las mediciones de salinidad tomadas por el satélite ‘SMOS‘ (Soil Moisture and Ocean Salinity), que lleva desde 2009 enviando a las antenas de la Agencia Espacial Europea (ESA) datos para calcular la salinidad oceánica y la humedad terrestre, importantes para comprender mejor la circulación de los océanos y el ciclo del agua, profundizar en la prevención de huracanes o incendios y mejorar las estimaciones del deshielo.
Pudimos mejorar significativamente nuestra estimación del contenido de agua dulce y supervisar mejor los cambios en el mar de Beaufort
Marta Umbert, del ICM-CSIC
“Al integrar las mediciones de salinidad superficial obtenidas por satélite con datos del modelo numérico Ártico TOPAZ, pudimos mejorar significativamente nuestra estimación del contenido de agua dulce y supervisar mejor los cambios en el mar de Beaufort, una zona crítica dentro del Ártico afectada por rápidos cambios medioambientales», expone la investigadora del ICM-CSIC y autora principal del trabajo, Marta Umbert.
Esto pone de relieve la capacidad de los datos satelitales de contribuir al seguimiento de la dinámica del agua dulce en regiones frías como el Ártico, con implicaciones significativas para la comprensión de los sistemas climáticos globales.
Un fenómeno en expansión
La hidrografía del Ártico ha experimentado importantes transformaciones en las dos últimas décadas, con una notable disminución de la extensión del hielo marino y un aumento del contenido de agua dulce líquida debido principalmente al deshielo de los glaciares y el hielo marino.
El nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Ocean Science, ha integrado las mediciones de salinidad superficial del satélite SMOS para evaluar el contenido de agua dulce en mar de Beaufort entre los años 2011 y 2019 y compararlo con estimaciones a partir de datos in situ. Los resultados muestran una subestimación del contenido de agua dulce teniendo en cuenta solo los datos del modelo numéricos, llegándose a reducir el sesgo en un 70 % al incorporar las mediciones satelitales.
«Nuestra investigación demuestra el papel fundamental que desempeña la detección remota de la salinidad en la mejora de nuestra capacidad para vigilar el contenido de agua dulce del Ártico y comprender los procesos clave que influyen en los sistemas climáticos mundiales», apunta Eva de Andrés, de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Con todo, las implicaciones del estudio se extienden más allá del Ártico, con posibles repercusiones en el sistema de circulación mundial que regula el clima de la Tierra. Y es que, el hecho de mejorar la comprensión de las variaciones de salinidad y su relación con el contenido de agua dulce permitirá predecir mejor y mitigar los efectos del cambio climático tanto a escala regional como mundial», concluye el equipo científico.
Referencia:
Marta Umbert et al. «Contribution of satellite sea surface salinity to the estimation of liquid freshwater content in the Beaufort Sea». Ocean Science
Fuente: Instituto de Ciencias del Mar del CSIC – Derechos: Creative Commons.