Las corrientes de turbidez son un importante proceso natural que a menudo pasa desapercibido: estas potentes corrientes bajo la superficie del océano excavan profundos cañones submarinos, crean enormes depósitos de sedimentos y pueden dañar cables y tuberías submarinos. Aunque el fenómeno se conoce desde hace unos 100 años, su naturaleza de alta energía ha hecho que sea casi imposible medirlo directamente: cualquier instrumento colocado en su camino sería destruido por su inmensa fuerza, de forma muy similar a las avalanchas en tierra.
Por Ilka Thomsen, Asociación Helmholtz de Centros de Investigación Alemanes
Ahora, un equipo internacional dirigido por el Centro Helmholtz de Investigación Oceánica GEOMAR de Kiel y la Universidad de Durham (Reino Unido) ha desarrollado un nuevo método para monitorear estos flujos desde una distancia segura. Utilizando sismómetros de fondo oceánico, normalmente desplegados para estudiar terremotos, los investigadores han revelado, por primera vez, la estructura interna de estas corrientes masivas. Sus hallazgos se publican hoy en la revista Communications Earth & Environment .
Los sismómetros del fondo del océano detectan los flujos de sedimentos de mayor duración jamás registrados en la Tierra
«Las corrientes de turbidez son el mecanismo dominante de transporte de sedimentos y carbono orgánico desde las zonas costeras hasta las profundidades marinas, al igual que los ríos transportan sedimentos por tierra», explica el Dr. Pascal Kunath, sismólogo de GEOMAR y autor principal del estudio. «Sin embargo, a diferencia de los ríos, se encuentran entre los procesos de transporte de sedimentos menos comprendidos».
Para abordar esta brecha de conocimiento, el equipo desplegó sismómetros en octubre de 2019 en el cañón y canal del Congo, frente a la costa occidental de África, uno de los cañones submarinos más grandes y profundos del mundo. Los instrumentos se colocaron a varios kilómetros fuera del eje cañón-canal, más allá del alcance destructivo de las corrientes, lo que les permitió registrar las señales sísmicas generadas por la turbulencia del flujo y el transporte de sedimentos asociado.
Con este método, los investigadores rastrearon dos corrientes de turbidez que se desplazaban a velocidades de 5 a 8 metros por segundo (m/s) a lo largo de una distancia de 1.100 kilómetros, desde la desembocadura del río Congo a través del sistema de cañones y abanicos de aguas profundas del Congo. Se trata de los flujos de sedimentos de mayor recorrido jamás registrados.
Los flujos también dañaron varios cables submarinos en enero y marzo de 2020, interrumpiendo las comunicaciones de Internet y datos en África occidental durante una fase particularmente crítica del comienzo de la pandemia de COVID-19.

Repensando la dinámica de las corrientes de turbidez
«Nuestros resultados muestran que el denso frente de estas corrientes de turbidez que barren los cañones no es un flujo continuo único, sino que consta de muchos pulsos, cada uno de los cuales dura entre cinco y 30 minutos», afirma Kunath. Sorprendentemente, los pulsos más rápidos se producen hasta 20 kilómetros detrás del frente. Estas oleadas acaban superando el borde delantero, aportando sedimentos y el impulso necesario para mantener el flujo a lo largo de largas distancias.
Este hallazgo desafía las suposiciones previas de que las velocidades más altas se dan en el frente del flujo. En cambio, los nuevos datos sugieren que la mezcla turbulenta con agua de mar u otras fuerzas retardantes influyen significativamente en el comportamiento de estos flujos a largas distancias.
Además de introducir un innovador método de teledetección para monitorear las corrientes de turbidez, este estudio profundiza nuestra comprensión de cómo funcionan estas poderosas corrientes de turbidez que limpian los cañones. Al analizar su dinámica interna en detalle, los científicos pueden predecir mejor su impacto en la infraestructura del fondo marino y refinar los modelos de transporte de sedimentos y carbono en el océano.
Más información: Pascal Kunath et al, Ocean-bottom seismometers revealed surge dynamics in Earth’s longest-runout sediment flow, Comunicaciones Tierra y Medio Ambiente (2025). DOI: 10.1038/s43247-025-02137-z
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