Estos anfibios no han mostrado aumentos de sus poblaciones desde 2004, lo que urge a buscar nuevas medidas de conservación
MNCN-CSIC/DICYT El estado de conservación de los anfibios a nivel global continúa siendo alarmante según afirma un equipo internacional de investigadores en el que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Esta conclusión, presentada en un artículo publicado en la revista Communications Earth and Environment, es el resultado del estudio de la evolución, desde 2004 hasta la actualidad, de las especies del género Atelopus, uno de los grupos de anfibios más amenazados y conocido como el de las “ranas arlequín”. El análisis muestra que ninguna especie a experimentado mejoría en este periodo, lo que urge a buscar nuevas medidas de conservación ya que las empleadas hasta la actualidad no han surtido efecto.
“El género Atelopus alberga 130 especies que llaman la atención por su colorido y que se distribuyen por América central y del sur, desde tierras bajas tropicales hasta zonas de alta montaña. Según el último análisis realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2022, de las 94 especies evaluadas 62 se clasifican como En Peligro Crítico, de las cuales 39 están posiblemente extintas. Dado que la situación de este grupo ejemplifica el peor escenario actual para las especies de anfibios, consideramos que era el caso perfecto para diagnosticar el estado de conservación general de estos vertebrados” explica Ignacio De la Riva, investigador del MNCN participante en el estudio.
Los investigadores analizaron datos de las especies recogidos desde 2004, año a partir del cual comenzaron los programas de conservación. “Lo que observamos es que, a pesar de que más de 30 especies de Atelopus que se creían desaparecidas, no lo están, ninguna población ha mejorado desde entonces, lo que indica que las estrategias planteadas no están funcionando y que la situación de crisis para los anfibios continúa” advierte de la Riva. “Dentro de las principales amenazas destacan la destrucción del hábitat, las enfermedades causadas por patógenos como el hongo quitridio Batrachochytrium dendrobatidis, y el cambio climático, que agravará las anteriores” puntualiza.
“Hace ya 30 años investigadores, conservacionistas y otros expertos detectaron la crisis que atraviesan los anfibios. Desde entonces se han puesto en marcha varias iniciativas a escala mundial, regional y local para salvaguardar su diversidad, incluidos numerosos planes de gestión y acción”, comenta Stefan Lötters, investigador de la Universidad de Triers, en Alemania. “Gracias a investigaciones como esta, se ha incrementado enormemente nuestros conocimientos sobre dónde se produce el declive, así como los mecanismos que lo explican y cómo interactúan las amenazas. Sin embargo, es necesario incrementar las medidas de mitigación como la protección de los hábitats, mejorar la investigación y gestión de enfermedades como la quitridiomicosis y promover programas de cría en cautividad”, concluye el investigador.