La investigación ha evaluado el papel de la colonización asistida a la hora de establecer nuevas poblaciones de tortugas marinas, así como la eficacia biológica de la primera generación de individuos salvajes
Los investigadores recalcan la necesidad de acompañar este tipo de iniciativas de un seguimiento científico a largo plazo
Barcelona, 28 de marzo de 2022. En la última década, la pérdida de biodiversidad se ha acelerado a causa del calentamiento global, la alteración de los hábitats y la dispersión de especies exóticas invasoras provocada por la acción humana. Una de las soluciones a este problema es la reintroducción en la naturaleza de animales criados en cautividad. En un estudio dirigido por los expertos Marta Pascual y Carlos Carreras, del Laboratorio de Genética Evolutiva de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona,se ha analizado el impacto de un programa de reproducción de la tortuga verde puesto en marcha hace cincuenta años en las islas Caimán.
Los resultados, publicados en la revista Nature Communications, confirman que el programa ha sido capaz de establecer nuevas poblaciones de tortuga marina en las islas Caimán. Asimismo, permiten constatar que la reintroducción de una población cautiva no afectó a la eficacia biológica de la primera generación de tortugas salvajes. Según los autores, esto hace pensar que, cuando el cambio climático perjudica la supervivencia de las especies, las colonizaciones asistidas podrían utilizarse como medida de conservación. «Sin embargo —puntualizan—, la toma de decisiones debe incluir análisis exhaustivos de los costes y beneficios, evaluaciones de riesgos y un seguimiento científico a largo plazo».
En esta investigación también han participado Anna Barbanti, primera autora del estudio, y Maria Turmo (IRBio), así como expertos de la Universidad de Exeter y el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de las islas Caimán (Reino Unido).
Una especie casi extinguida a mediados del siglo XX
La tortuga verde (Chelonia mydas) es una especie migratoria de distribución global en latitudes tropicales y subtropicales que se encuentra en peligro de extinción. En las islas Caimán, la población de tortugas verdes se consideraba casi extinguida a mediados del siglo XX, principalmente por la sobreexplotación humana.
En 1983, una operación comercial de cría de tortugas verdes se estableció en las islas Caimán: la Granja de Tortugas de las Caimán (CTF), actualmente conocida como Cayman Turtle Conservation and Education Center Ltd. Esta iniciativa ha permitido aumentar exponencialmente el número de hembras nidificantes en los últimos veinte años, hasta llegar en la actualidad a una población de entre 100 y 150 hembras adultas reproductoras.
Aprovechar el comportamiento filopátrico de las tortugas verdes
Esta reintroducción consistió en liberar tortugas verdes criadas en cautividad en la isla de Gran Caimán, a menudo después de un período de cría en cautividad de un año para que tuvieran más posibilidades de sobrevivir hasta la edad adulta. Esta estrategia trató de aprovechar el fuerte comportamiento filopátrico de las tortugas, es decir, la tendencia de algunas especies de volver a las playas en las que nacieron o fueron liberadas para poner allí los huevos. Además, la población cautiva de galápago verde de la CTF se originó a partir de ejemplares adultos y jóvenes y de huevos recolectados de diversas poblaciones del Atlántico. «Por tanto, los primeros individuos reproductores de la granja tenían un origen genético muy diverso, lo que se refleja en el estudio», explica Carlos Carreras.
En este sentido, Marta Pascual añade: «Es muy importante tener en cuenta el origen genético de los ejemplares utilizados para realizar la cría en cautiverio de cualquier especie, con el fin de evitar los efectos negativos asociados. Afortunadamente, estos fenómenos negativos no se han observado en las primeras generaciones, aunque no puede descartarse que aparezcan en generaciones posteriores».
Análisis genético de tortugas de dos islas en las Caimán
Para evaluar el impacto del programa, los investigadores recogieron muestras genéticas y datos ecológicos de las poblaciones de dos islas (Gran Caimán y Pequeña Caimán) durante tres etapas del proceso de reintroducción asistida. Con esta información, obtenida de la cría de tortugas, de nidos y de datos genéticos de la granja, pudieron averiguar el parentesco de las tortugas y también qué procesos evolutivos han llevado a la formación de estas dos nuevas poblaciones en ambas islas.
Los resultados confirman que ambas poblaciones son principalmente el resultado del programa de cría en cautividad, ya que el 79,4 % de las tortugas de Pequeña Caimán y el 90,3 % de las de Gran Caimán estaban relacionadas con los adultos liberados en el marco del programa. Sin embargo, también se detectó que las poblaciones divergieron rápidamente: «Los efectos azarosos de la deriva genética han hecho que estas poblaciones se diferencien genéticamente, a pesar de que ambas se originaran a partir del programa de reintroducción. Además, no hemos detectado ningún efecto adverso en la eficacia biológica de los individuos de las nuevas poblaciones que pueda relacionarse con la reintroducción», subrayan los investigadores.
Según los autores, se espera que la tendencia de volver al mismo lugar a poner los huevos «aumente esta diferenciación en el futuro, manteniendo las poblaciones aisladas a lo largo de las generaciones».
Replicación del programa con otras especies
Los resultados del estudio abren la puerta a usar colonizaciones asistidas con tortugas marinas o a la posibilidad de hacerlo con especies de características similares —de vida larga, migratorias y filopátricas— cuando la degradación del hábitat ponga en peligro su supervivencia. Sin embargo, los investigadores recomiendan tener presentes primero otras medidas: «Antes de proponer un programa de introducción asistida, siempre debe tenerse en cuenta, en primer lugar, si hay opciones de conservación in situ, menos costosas y con menos riesgos», explica Carlos Carreras.
Entre las consideraciones importantes para la cría y cautividad de las tortugas marinas, se encuentran los problemas asociados a la cría y el bienestar de los animales, la potencial transmisión de enfermedades a través de la liberación en la naturaleza de animales de instalaciones de cría intensiva, los altos costes y las tasas aparentemente bajas de reclutamiento de poblaciones de anidación salvaje. Los autores sugieren que las estrategias ex situ no deberían sustituir a la conservación in situ, sino complementarla, y que esta última debería considerarse una prioridad en la gestión de la conservación antes de recurrir a estrategias de conservación ex situ que son complicadas, costosas y controvertidas.
«Para cualquier especie —continúa Carreras—, la colonización asistida debe ir acompañada de un seguimiento científico, tanto en las fases iniciales como en la implantación y el posterior seguimiento a largo plazo, a fin de minimizar cualquier efecto adverso en las poblaciones receptoras y maximizar la eficacia del procedimiento».
Los autores también subrayan que estos resultados se han obtenido con la primera generación de crías salvajes. Por tanto, los análisis genéticos deben repetirse en el futuro, «ya que los efectos nocivos de la endogamia pueden aparecer en generaciones posteriores», concluyen.