Pensar en los bosques trae a nuestras mentes -casi para todos- de inmediato el color verde, el olor a madera, los sonidos de la naturaleza, ah si… y la respiración. Sin embargo, detrás de cada árbol hay mucho más.
Estos valiosos ecosistemas, donde el suelo, las plantas y los animales dependen unos de otros, proporcionan alimentos, medicinas y medios de vida a más de 5.000 millones de personas de todo el mundo. Comunidades rurales utilizan los bosques y los productos forestales no maderables como alimento, medicina y medios de vida.
Pese a su importancia, la deforestación y la degradación forestal siguen avanzando. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre 2015 y 2020 se perdieron unos 10 millones de hectáreas de bosques al año, poniendo en riesgo la biodiversidad, la estabilidad del clima, y una amplia variedad de servicios ecosistémicos.

Panorama que se agrava con el cambio climático, y que de acuerdo con el último informe sobre el Estado de los Bosques del Mundo (FAO, 2024), está haciendo que nuestros bosques sean más vulnerables a factores de estrés como los incendios forestales y las plagas.
La suma de estas problemáticas hace eco en este día internacional de los bosques, llamando la atención de todos, para que con el cuidado del presente se pueda garantizar el futuro, uno verde con aire limpio, agua y alimentos, frutos de los bosques.
Y aunque la perspectiva pueda percibirse compleja, es importante conocer las experiencias que han dado resultado, compartirlas y replicarlas, haciendo de este llamado también una gesta en favor de la humanidad, en favor de la naturaleza, en favor de la vida.
El Valle que reverdece de la mano de las comunidades
En el marco del Programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial (DRET II), implementado por la Unión Europea, la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y la FAO, cerca de 350 familias rurales de la cuenca media y alta del río Riofrío, en el del Valle del Cauca, recibieron una compensación económica por su labor diaria en la conservación ambiental y la restauración ecológica de su territorio.
Gracias a su labor con el Pago por Servicios Ambientales (PSA), estas familias del Páramo del Duende, un parque natural regional de 14.521 hectáreas que abarca los municipios de Riofrío, Trujillo y Calima El Darién, han mejorado la calidad del recurso hídrico en su territorio, manteniendo la capacidad productiva de la tierra.
Ellos participaron en el Esquema de Pago por el Servicio Ambiental de Regulación Hídrica de la cuenca del río Riofrío, un proyecto piloto cuyo objetivo es la creación de una política pública de servicios ambientales para el departamento del Valle del Cauca.
También en el Valle del Cauca, la Cooperativa Multiactiva Comunitaria Del Común (COMUCCOM), ha potenciado las iniciativas comunitarias orientadas a la restauración ecológica, contribuyendo así a las políticas de desarrollo rural y ambiental de Colombia.
Un proceso del que participaron 2.761 personas, integrándose en la socialización de conocimientos técnicos para el manejo forestal y la adaptación de viveros para la restauración ecológica con tres asociaciones comunitarias: AGROMIRA, Sacha Muiu y Verde Esperanza.
Estos viveros alcanzan hoy una producción promedio de 30.000 plántulas por ciclo, mejorando de manera significativa las capacidades técnicas de las comunidades involucradas en la restauración ecológica, permitiendo un incremento en sus ingresos y la construcción de un legado en torno al cuidado de la naturaleza.

El Amazonas, un pulmón que late fuerte para el mundo
En la Amazonía colombiana, comunidades de Solano y Paraíso Amazónico en Caquetá y Mapiripán en el departamento del Meta, se han vinculado al Proyecto de Pago Basado en Resultados (RBP) de REDD+, GCF-Visión Amazonía, para reducir la deforestación, fortalecer los sistemas de monitoreo forestal y transitar hacia la gestión sostenible de los recursos naturales.
Este proyecto, implementado por la FAO en alianza con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MinAmbiente) y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM), tiene como objetivo apoyar la implementación de la Estrategia Nacional REDD+, adoptada en el país como la Estrategia Integral de Control de la Deforestación y Gestión de los Bosques – Bosques Territorios de Vida, y contribuir al Plan de Contención de la Deforestación de la Amazonía.
Además, fomenta la eficiencia de los mercados y compromiso del sector privado, al tiempo que refuerza las capacidades de las comunidades para el aprovechamiento responsable de los bosques. Dentro de sus mayores apuestas está lograr que 60.000 hectáreas (ha) de bosques manejados bajo esquemas de Manejo Forestal Sostenible, promoviendo la conservación y el desarrollo rural mediante planes comunitarios de gestión forestal.
Como parte de esta estrategia, recientemente 90 familias de los Núcleos de Desarrollo Forestal y Biodiversidad de Solano y Paraíso Amazónico (Caquetá) recibieron insumos para establecer arreglos agroforestales con especies nativas dendroenergéticas. Este esfuerzo busca reducir la presión sobre los bosques naturales, mejorar la seguridad alimentaria y disminuir el uso de leña, una de las causas indirectas de la deforestación y degradación forestal.
Además, la estrategia contribuye a mejorar la calidad de vida de las comunidades, especialmente de las mujeres, reduciendo problemas respiratorios asociados al humo de la leña y promoviendo el acceso a energía limpia mediante el uso de estufas ecoeficientes, que además pueden proveer electricidad a los hogares.
Bosques y alimentos, conexiones invisibles que dan soporte a la vida
Este Día Internacional de los Bosques, celebrado cada 21 de marzo, llega con un llamado para evidenciar y destacar su importante papel en la alimentación y la seguridad nutricional de millones de personas en el mundo. Tanto de forma directa, así como a través de servicios ecosistémicos, los bosques son una fuente rica de frutos secos, frutas, semillas, raíces, tubérculos, hojas, hongos, miel, carne de animales silvestres e insectos.
Se estima que el 95% de la población rural en el mundo vive a menos de 5 km de un bosque. Estas comunidades dependen directamente de los bosques para obtener alimentos, plantas medicinales y combustibles, como la madera, indispensable para al menos 2.000 millones de personas que solo cuentan con esta para preparar sus alimentos y suministrar energía en sus hogares.
Otra relación clave que se desarrolla en los bosques se encuentra entre los insectos y la alimentación. Esos son el hogar de abejas silvestres, murciélagos, mariposas y otros polinizadores. Esta conexión ecosistémica es esencial para la conservación de la biodiversidad y la producción agrícola.
Trabajar de manera intersectorial para que el equilibrio entre bosques, agua, suelos y la producción de alimentos sea la premisa, es indispensable si queremos proyectar la vida en el planeta por muchos años más. Y aunque no sea visible para todos los bosques hacen mucho por nosotros, es momento de retribuirles con nuestro cuidado.
