El fondo de la fosa de Calipso, una hondonada de 5.112 metros en el mar Jónico, contiene una de las concentraciones más altas de desechos marinos del océano profundo: es un testimonio más de la huella humana, cada vez más preocupante, que ha convertido mares y océanos en un gran vertedero de residuos.

Barcelona, 11 de marzo de 2025. Los residuos generados por las actividades humanas han llegado ya al punto más profundo de todo el Mediterráneo: la fosa de Calipso, que tiene 5.112 metros de profundidad y se encuentra en el mar Jónico. En el fondo de la fosa marina, se han identificado un total de 167 objetos —sobre todo plásticos, vidrio, metal y papel—, de los que 148 son desechos marinos y otros 19 tendrían un posible origen antrópico. Estos resultados significan una de las concentraciones más altas de basura marina detectadas hasta ahora a grandes profundidades.
El descubrimiento lo presenta un artículo publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, que tiene como autores principales a Miquel Canals, de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB; Georg Hanke, del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea; François Galgani, del Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (IFREMER), y Victor Vescovo, de la empresa estadounidense Caladan Oceanic.
Para llegar al fondo de la fosa marina —el aspecto más crítico de toda la investigación—, el equipo ha utilizado un submarino tripulado de alta tecnología: el Limiting Factor, un vehículo de sumersión profunda (en inglés, deep-submergence vehicle o DSV). Las imágenes aportadas por el Limiting Factor confirman que, aparte de acumularse en las costas, las aguas superficiales y los fondos más someros, los desechos marinos llegan también a los puntos más remotos y hondos del Mediterráneo, un mar especialmente afectado por las actividades humanas.
Los restos que ha identificado el equipo internacional en la fosa de Calipso alertan de la necesidad de implementar acciones políticas a escala mundial para reducir los desechos oceánicos, además de fomentar cambios en la ciudadanía sobre los hábitos de consumo y la reducción de residuos para proteger mares y océanos de todo el planeta.
Desechos marinos en el Mediterráneo más profundo
La fosa de Calipso es una depresión situada a sesenta kilómetros al oeste de la costa del Peloponeso, en Grecia, dentro de la llamada fosa helénica, con varias depresiones similares, pero más someras. Ubicada en una zona de sismicidad elevada por las fallas activas, está rodeada de relieves escalonados bastante pronunciados y tiene desniveles de miles de metros, y un fondo prácticamente plano. La parte interna de la fosa, de más de cinco mil metros de profundidad, tiene forma de riñón y unas medidas aproximadas de veinte por cinco kilómetros.
Pero ¿cómo ha podido llegar la basura a lugares tan profundos? Los desechos del fondo de la fosa de Calipso «provienen de diversas fuentes, tanto terrestres como marinas. Han podido llegar por varias rutas, que incluyen tanto el transporte a larga distancia por las corrientes marinas como el vertido directo», detalla Miquel Canals, catedrático del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano y director de la Cátedra UB de Economía Azul Sostenible. «Parte de los desechos ligeros, como los plásticos, provienen de la costa, de donde se escapan hacia la fosa de Calipso, a tan solo sesenta kilómetros de distancia. Algunos plásticos, como bolsas, vagan justo encima del fondo hasta que quedan enterrados parcial o totalmente, o se desintegran en fragmentos más pequeños», apunta.
«También hemos encontrado evidencias del vertido desde embarcaciones de bolsas llenas de basura, tal como revela el amontonamiento de distintos tipos de desechos seguido de un surco casi rectilíneo. Desgraciadamente, en cuanto al Mediterráneo, no sería desacertado decir aquello de que “no hay ni un palmo limpio”», alerta el experto. La fosa de Calipso va atrapando y acumulando en el fondo los materiales antropogénicos que llegan hasta ella: «Es una depresión cerrada, lo que favorece que se acumulen desechos en su interior. Las corrientes tan débiles que hay en la fosa —de unos dos centímetros por segundo y, excepcionalmente, dieciocho— también facilitan la deposición de desechos ligeros en el fondo».

Las corrientes transportan desechos flotantes provenientes sobre todo del mar Jónico meridional y de áreas marinas situadas más al sur. También se suelen formar remolinos superficiales que concentran los desechos en la parte interior. «Cuando estos remolinos se sitúan sobre la fosa de Calipso, parte de los desechos tienden a caer lentamente hacia el fondo, ayudados por mecanismos de degradación y procesos de lastre que aumentan su densidad. Las corrientes superficiales también pueden transportar desechos provenientes del mar Adriático, al norte, a través del estrecho de Otranto, y de las aguas situadas fuera del noroeste de Grecia».
El Limiting Factor: tecnología de vanguardia para explorar los fondos marinos
El acceso a las cuencas marinas más profundas es un reto enorme que exige el uso de tecnología de vanguardia. En este caso, la innovación es el submarino Limiting Factor, construido por la empresa Triton Submarines. Este vehículo, que se despliega desde barcos nodriza especialmente preparados, es capaz de transportar a dos pasajeros hasta las fosas oceánicas más profundas. Durante la inspección del fondo marino, este ingenio tecnológico de características únicas avanza lentamente —unos 1,8 kilómetros por hora— para obtener imágenes de buena calidad.

En la fosa de Calipso, el Limiting Factor pudo cubrir una distancia equivalente a 650 metros en línea recta, durante cuarenta y tres minutos de estancia cerca del fondo. «En cada inmersión se suele invertir más tiempo en el descenso y ascenso del vehículo de vuelta a la superficie que inspeccionando el fondo. Cada inmersión completa suele durar unas horas», explica Canals.
Esta tecnología ha permitido calcular la densidad de basura marina en el fondo de la fosa, aunque no se han detectado impactos significativos sobre la vida marina, puesto que está particularmente empobrecida en este abismo del mar Jónico. Las imágenes solo han revelado la presencia de la especie Coryphaenoides mediterraneus, un pez de la familia de los macrúridos, y del decápodo Acanthephyra eximia.
«Ahora bien, en lugares con mayor biodiversidad se producen diferentes tipos de interacción entre los desechos depositados en el fondo y los organismos, como la llamada pesca fantasma, el entierro, el enganche o la ingesta, pero también el uso de desechos como sustrato donde los animales pueden crecer, ocultarse o hacer la puesta», observa Canals.
El Mediterráneo es uno de los mares más contaminados por la basura marina
Las primeras evidencias de la presencia de desechos en los fondos marinos del planeta se remontan a 1975, en el estrecho de Skagerrak, en el Atlántico norte. Cañones y montañas submarinos son los puntos con mayor acumulación de residuos, los cuales pueden quedar enterrados, desmenuzarse o movilizarse por acción de la gravedad, las corrientes marinas y otros factores oceanográficos.
Hoy en día el Mediterráneo es una región marina especialmente afectada por esta problemática ambiental. En 2021 un estudio ya señalaba el estrecho de Mesina como el área con mayor densidad de basura marina conocida en todo el mundo (Miquel Canals et al., Environmental Research Letters). Se trata de un verdadero punto caliente en el que se acumulan grandes cantidades de desechos.
«El Mediterráneo es un mar cerrado, rodeado de humanidad, con un intenso tráfico marítimo y una actividad pesquera también muy extendida. La evidencia que aporta nuestra investigación debería sacudir los esfuerzos globales y, en particular, en el Mediterráneo para mitigar el vertido de desechos, sobre todo plásticos, en el medio natural y, en última instancia, en el mar, en línea con lo que plantea el Tratado global contra la contaminación por plásticos de las Naciones Unidas, todavía pendiente de aprobación. Incluso la encíclica papal Laudato si’ de mayo de 2015 va en esta dirección, así como algunas declaraciones de las cumbres mundiales del G7, aunque todavía estamos lejos de alcanzar un gran eco social en cuanto a los desechos de los fondos marinos», comenta Canals.
A diferencia de lugares muy frecuentados, como las playas o el litoral, «los fondos oceánicos son todavía bastante desconocidos para el conjunto de la sociedad, lo que dificulta que exista un buen grado de concienciación social y política sobre la conservación de estos espacios», continúa. «Es necesario hacer un esfuerzo común entre científicos, divulgadores, periodistas, medios de comunicación, influenciadores y otras personas con impacto social. La problemática está ahí, y tiene un alcance enorme, aunque no sea visible directamente. Convendría no olvidarse de ella», concluye Miquel Canals.
Artículo de referencia
Hanke, Georg; Canals, Miquel; Vescovo, Victor; MacDonald, Tim; Martiri, Eirini; Ruiz-Orejón, Luis F.; Galgani, François; Palma, Marco; Papatheodorou, George; Ioakeimidis, Christos; Sakellariou, Dimistris; Drakopoulou, Paraskevi; Fakairis, Elias. «Marine litter in the deepest site of the Mediterranean Sea». Marine Pollution Bulletin, febrero de 2025. DOI. 10.1016/j.marpolbul.2025.117610.
