Las emisiones globales de dióxido de carbono de todas las actividades humanas continúan en niveles récord en el 2022, y las emisiones de combustibles fósiles han aumentado por encima de los niveles previos a la pandemia, según un nuevo análisis realizado por un organismo internacional de científicos.
Pep Canadell, CSIRO; Corinne Le Quéré, University of East Anglia; Glen Peters, Center for International Climate and Environment Research – Oslo; Judith Hauck, Universität Bremen; Julia Pongratz, Ludwig Maximilian University of Munich; Philippe Ciais, Commissariat à l’énergie atomique et aux énergies alternatives (CEA); Pierre Friedlingstein, University of Exeter; Robbie Andrew, Center for International Climate and Environment Research – Oslo, and Rob Jackson, Stanford University
El análisis, elaborado por el Global Carbon Project, calcula el “presupuesto de carbono” de la Tierra, es decir, la cantidad de CO₂ liberado por los humanos y cuánto se ha eliminado de la atmósfera debido a los sumideros de CO₂ en los océanos y los ecosistemas terrestres. Con ello, calculamos el carbono que aún se puede emitir a la atmósfera antes de que el planeta supere el umbral de calentamiento global de 1,5 ℃.
Este año, se proyecta que el mundo emitirá 40,6 mil millones de toneladas de CO₂ procedente de todas las actividades humanas, dejando 380 mil millones de toneladas de CO₂ como el presupuesto de carbono restante. Estos niveles son muy altos y desastrosos para el clima: con las cifras actuales, existe un 50 % de posibilidades de que el planeta alcance el aumento de temperatura promedio global de 1,5 ℃ en solo nueve años.
Hemos visto un progreso significativo hacia la descarbonización y la reducción de emisiones de algunos sectores y países, particularmente en la generación de electricidad renovable. Sin embargo, mientras los líderes mundiales se reúnen para la cumbre sobre el cambio climático COP27 en Egipto esta semana, el esfuerzo global de mitigación del cambio climático sigue siendo enormemente insuficiente.
La humanidad debe reducir urgentemente las emisiones globales si queremos mantener alguna esperanza de evitar los impactos más catastróficos del cambio climático.
Las emisiones de carbón y petróleo aumentan, las de gas disminuyen, la deforestación se ralentiza
Con datos preliminares, proyectamos que las emisiones de CO₂ del uso de carbón, gas natural, petróleo y uso de cemento (emisiones fósiles) aumentarán un 1 % el 2022 respecto a los niveles de 2021, alcanzando los 36 600 millones de toneladas. Esto significa que las emisiones de combustibles fósiles del 2022 estarán en su punto histórico más alto, ligeramente por encima de los niveles previos a la pandemia de 36 300 millones de toneladas en 2019.
Pongamos en perspectiva el crecimiento de 2022 del 1 % (o alrededor de 300 millones de toneladas métricas):
- es el equivalente a poner 70 millones adicionales de automóviles estadounidenses en las carreteras del mundo durante un año;
- es superior al 0,5 % de crecimiento anual medio de la última década (2012-2021);
- pero es menor que el crecimiento anual promedio del 2,9 % durante la década de 2000 (que se debió en gran parte al rápido crecimiento económico de China);
- también es menor que el 2,1 % de crecimiento anual promedio de los últimos 60 años.
Entonces, en términos relativos, el aumento global de las emisiones de CO₂ fósil al menos se está desacelerando.
El crecimiento de las emisiones de dióxido de carbono de los combustibles fósiles y el cemento este año se deben en gran medida al mayor uso de petróleo y carbón, en particular del petróleo, ya que la industria de la aviación internacional que no se recuperó del todo el año pasado, lo esta haciendo este.
Las emisiones del carbón también aumentaron este año en respuesta a los precios más altos y la escasez de suministro de gas natural. Inesperadamente, existe la posibilidad de que las emisiones del carbón en 2022 superen el máximo histórico de 2014.
Otra fuente importante de emisiones globales de CO₂ es el cambio de uso del suelo: el saldo neto entre la deforestación y la reforestación. Proyectamos que se liberarán 3,9 millones de toneladas de CO₂ en general este año, aunque debemos tener en cuenta que las incertidumbres de los datos son mayores para las emisiones de cambio de uso del suelo que para las emisiones de CO₂ fósil.
Si bien las emisiones debidas al cambio de uso del suelo siguen siendo altas, hemos visto una ligera disminución en las últimas dos décadas, en gran parte debido a una mayor reforestación. Sin embargo, las tasas de deforestación en todo el mundo siguen siendo altas.
Juntos, los combustibles fósiles y el cambio de uso del suelo son responsables de 40,6 mil millones de toneladas de CO₂.
Previsiones para diferentes países
Estados Unidos e India son responsables de los mayores aumentos en las emisiones procedentes de combustibles fósiles de este año.
Se prevé que las emisiones estadounidenses aumenten un 1,5 %. Si bien las emisiones de gas natural y petróleo son más altas, las emisiones del carbón continúan con una larga tendencia a la baja. Se prevé que las emisiones de CO₂ fósil de la India aumenten un 6 %, en gran parte debido a un aumento en el uso del carbón.
Mientras tanto, se prevé que las emisiones de CO₂ de fuentes de combustibles fósiles en China y la Unión Europea disminuyan este año en un 0,9 % y un 0,8 %, respectivamente.
La disminución en emisiones de China se debe principalmente a los confinamientos continuos por la pandemia, que han reducido la actividad económica. Esto incluye una marcada desaceleración en el sector de la construcción y la asociada menor producción de cemento.
Se prevé que la invasión de Ucrania por parte de Rusia conduzca a una disminución del 10 % en las emisiones de CO₂ de la Unión Europea a partir del gas natural en el 2022 como resultado de la escasez de suministro. La falta de gas ha sido suplida en parte por un mayor consumo de carbón, lo que ha supuesto un aumento del 6,7 % en las emisiones debidas a este combustible en Europa.
El resto del mundo representa el 42 % de las emisiones globales de CO₂ fósil, y se espera que crezca un 1,7 % este año.
Indonesia, Brasil y la República Democrática del Congo son responsables del 58 % de las emisiones globales de CO₂ del cambio en el uso de la tierra.
Efecto del calor en los sumideros de carbono
El océano y la tierra actúan como sumideros de CO₂. El océano absorbe CO₂ a medida que se disuelve en el agua de mar. En tierra, las plantas absorben CO₂ y lo acumulan en sus troncos, ramas, hojas y suelos.
Esto hace que los sumideros oceánicos y terrestres sean una parte crucial de la regulación del clima global. Nuestros datos muestran que, en promedio, los sumideros terrestres y oceánicos eliminan aproximadamente la mitad de todas las emisiones de CO₂ de las actividades humanas, actuando como un descuento del 50 % en el cambio climático.
A pesar de esta ayuda de la naturaleza, la concentración de CO₂ atmosférico sigue aumentando. Para el 2022, proyectamos que las concentraciones atmosféricas alcanzarán un promedio de 417,2 partes por millón. Esto es un 51 % por encima de los niveles preindustriales y más alto que en cualquier otro momento de los últimos 800 000 años.
Los sumideros de carbono crecen en respuesta al incremento de CO₂ en la atmósfera. Sin embargo, los impactos del cambio climático (como el calentamiento general, el aumento de los extremos climáticos y los cambios en la circulación oceánica) han hecho que los sumideros terrestres y oceánicos, respectivamente, sean un 17 % y un 4 % más pequeños de lo que podrían haber crecido durante 2012-2021.
Ha habido un progreso significativo este año en el despliegue de energías renovables, el desarrollo de políticas y los compromisos de gobiernos y corporaciones con objetivos de mitigación climática más ambiciosos.
Sin embargo, no basta. Debemos alcanzar urgentemente las emisiones netas de CO₂ para mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 ℃ este siglo. Pero la emisión de 40 600 millones de toneladas de CO₂ procedentes de los combustibles fósiles y del uso del suelo en 2022 pone de manifiesto la monumental tarea que tenemos por delante.
Pep Canadell, Chief Research Scientist, Climate Science Centre, CSIRO Oceans and Atmosphere; Executive Director, Global Carbon Project, CSIRO; Corinne Le Quéré, Royal Society Research Professor of Climate Change Science, University of East Anglia; Glen Peters, Research Director, Center for International Climate and Environment Research – Oslo; Judith Hauck, Helmholtz Young Investigator group leader and deputy head of the Marine Biogeosciences section at the Alfred Wegener Institute, Universität Bremen; Julia Pongratz, Professor of Physical Geography and Land Use Systems, Department of Geography, Ludwig Maximilian University of Munich; Philippe Ciais, Directeur de recherche au Laboratoire des science du climat et de l’environnement, Institut Pierre-Simon Laplace, Commissariat à l’énergie atomique et aux énergies alternatives (CEA); Pierre Friedlingstein, Chair, Mathematical Modelling of Climate, University of Exeter; Robbie Andrew, Senior Researcher, Center for International Climate and Environment Research – Oslo, and Rob Jackson, Professor, Department of Earth System Science, and Chair of the Global Carbon Project, Stanford University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.